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La Casa Azul de Frida Kahlo celebra 65 años con una muestra de narrativa diferente

La exposición se diseñó con base en las dudas de los visitantes de este recinto, uno de los más populares del país, explicó Perla Labarthe, directora del espacio

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▲ La exhibición está integrada por 200 piezas, entre documentos y fotos, de las cuales 15 son inéditas.Foto cortesía del museo y La Jornada
 
Periódico La Jornada
Viernes 28 de julio de 2023, p. 6

Con la exposición Un lugar lleno de lugares: La Casa Azul, se celebran hoy 65 años del que fue hogar de la pintora mexicana Frida Kahlo como uno de los museos más populares de México, al ser visitado al año por más de 500 mil personas desde que abrió sus puertas al público el 28 de julio de 1958.

La muestra está conformada por 200 piezas, de las cuales 15 son inéditas, entre fotografías y documentos de la infancia de Frida Kahlo; algunos de esos materiales fueron obtenidos del acervo recuperado en 2007.

El proyecto, liderado por Claudia Romo y curado por Xochiquetzal González, tomó alrededor de un año; surgió a partir de las dudas e inquietudes de algunos visitantes respecto de la exposición permanente. En esta nueva propuesta, ambas especialistas buscaron dar una narrativa diferente, explicó Perla Labarthe, directora del museo.

El recorrido está integrado por ocho núcleos, distribuidos en cinco salones. El primero es la introducción al espacio, que fue hogar de la pintora durante 36 de los 47 años que vivió Frida Kahlo. El segundo, denominado La casa como museo, incluye el libro que se firmó la noche de la fundación del recinto, así como el primer catálogo y el audio de la carta que Carlos Pellicer, su primer museógrafo, escribió a Frida ya fallecida, en el que narraba los cambios que hizo a su casa. Esta sección incluye el plano en el que se aprecian los usos del inmueble cuando era una vivienda.

La casa como hogar incluye fotografías exhibidas anteriormente y algunas inéditas de la familia de la pintora mexicana. Le sigue La casa como ventana al mundo, dedicada a Guillermo Kahlo, quien fomentó la curiosidad de su hija, refirió la curadora al presentar los dibujos con detalles arquitectónicos y de vegetación nunca antes vistos, pertenecientes al acervo recuperado en 2007, los cuales inspiraron a la artista.

En este núcleo se incluyen también apuntes de Frida en náhuatl y de guitarra, instrumento que estudió; sus boletas de calificación; las llamadas de atención; evaluaciones de conducta, y un obituario de preparatoria, así como sus materiales para decorar estampillas que pegaba en sus libretas, además de tubos de óleo usados, carboncillos y diamantina que utilizaba.

La segunda sala, que fue su lugar de recuperación y posteriormente su espacio para pintar, alberga el núcleo La casa como refugio-taller, con obras ya conocidas sobre su proceso de sanación y reflexión. En este segmento se encuentran los espacios Lugar de resiliencia y recuperación, Lugar de autoconocimiento y Lugar de creación, donde se hallan documentos que revelan el proceso creativo del cuadro Moisés, así como el registro periodístico de cuando ganó el Premio Nacional para el Arte y la Ciencia, en 1947.

La casa como declaración ideológica reúne objetos de arte prehispánico, entre legados y adquisiciones que revelan lo valiosos que eran para Frida, así como obras de arte tradicional, que eran más que objetos de decoración para ella, comentó la directora del museo respecto del sexto núcleo.

Un poema de Neruda

El núcleo La casa como punto de encuentro está dividido en Lugar de amigos y Lugar de pareja, que incluyen obras de la exposición permanente, pero que no se apreciaban en el mismo sentido, señaló Labarthe, quien habló de un libro que se abrió para esta colección conn el poema que Pablo Neruda dedicó a Frida, y la decoración de las portadas de Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros.

Además, el espacio que representa la relación de Rivera y Kahlo muestra dedicatorias, cuadros conocidos y dos relojes que representan, en palabras de la directora, el divorcio de los artistas, sobre el que Frida afirmaba que fue allí donde se rompieron las horas.

Al final del recorrido se proyecta un video grabado en 1947 por el fotógrafo húngaro Nickolas Muray (1892-1965) durante su visita a la Casa Azul, donde se aprecia a Frida y Diego parados junto a la pirámide ubicada en su patio. La proyección está acompañada del cuadro Viva la vida, el último que pintó Frida Kahlo.

Los colores empleados en la museografía provienen de la paleta más utilizada por la pintora, como las combinaciones entre el siena tostado y el azul itamar, entre otros.

Sobre al acceso a la biblioteca personal de la artista, con más de 2 mil 700 títulos, Labarthe explicó que se encuentra en proceso de estabilización y restauración, para después ser digitalizado, medio que será la única forma de consulta para los investigadores interesados.

Un lugar lleno de lugares permanecerá hasta el 14 de enero de 2024 en el Museo Frida Kahlo (Londres 247, Coyoacán).