Opinión
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Texas: xenofobia homicida
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l Departamento de Justicia de Estados Unidos advirtió al estado de Texas que presentará una acción legal contra la colocación de barreras flotantes en el río Bravo, dispuesta por el gobernador Greg Abbott como parte de su feroz persecución contra los migrantes indocumentados. En una carta remitida el jueves la fiscalía advierte al mandatario republicano que las acciones del estado de Texas violan la ley federal, plantean preocupaciones humanitarias, presentan riesgos graves para la seguridad pública y el medio ambiente, y pueden interferir con la capacidad del gobierno federal para llevar a cabo sus deberes oficiales.

El conflicto en torno a estas boyas surge en la misma semana en que la comunidad internacional fue conmocionada al enterarse de que las autoridades texanas ordenan a los agentes de la policía fronteriza empujar de vuelta al río a toda persona sorprendida en el intento de cruzarlo, incluidos niños pequeños y bebés que son amamantados por sus madres. Dicha conducta puede calificarse como un homicidio en grado de tentativa, pues quienes son arrojados al agua no sólo son puestos en riesgo de ahogarse, sino, como ya ha ocurrido, de sufrir lesiones provocadas por la alambrada de púas instalada en la ribera.

Además de recurrir a actos flagrantemente criminales como los descritos, la guerra declarada por Abbott a los migrantes es ilegal en sí misma, puesto que usurpa al gobierno federal su función exclusiva de administrar y controlar las fronteras nacionales. En el caso específico de las barreras flotantes, se viola también una norma que prohíbe obstruir la capacidad navegable de las aguas del país, así como construir cualquier estructura en dichas aguas sin autorización del Cuerpo de Ingenieros del ejército. Por ello, el Departamento de Justicia debe proceder con todas las facultades a su alcance para llamar al orden a un personaje que usa el combate a la migración irregular y la defensa de una mal entendida seguridad nacional como pretextos para acometer una cacería humana que recuerda algunos de los episodios más oscuros de la historia.

Más allá de las medidas jurídicas conducentes, está claro que la única manera eficaz de frenar este viaje hacia el abismo de la xenofobia y la exaltación del odio consiste en que los ciudadanos estadunidenses den la espalda a políticos como Abbott, su colega de Florida Ron DeSantis o, el ex presidente Donald Trump. Estos individuos sin escrúpulos aplican tácticas fascistas para dar golpes de efecto a sus rivales y satisfacer las ansias de mano dura de un sector de la sociedad que, si bien es lamentablemente numeroso, se encuentra en franca contraposición a los derechos humanos elementales y a los valores centrales de la civilización, por lo que deben ser rechazados con firmeza a través de todos los canales legales e institucionales.