na mujer que en vida ha alcanzado la gloria como ser humano y como ente político de rigor y de transparencia, por el reconocimiento social y político adquirido al paso de los años, como dirigente social y política, gobernante, legisladora, diplomática, internacionalista, estadista, escritora, poeta, feminista y defensora de los derechos humanos y de las causas más justas del pueblo mexicano, merece ser tomada en cuenta para buscar la consagración de su vida, como candidata presidencial y como presidenta de México, si el electorado así lo decide el año próximo.
Es el caso de Beatriz Paredes Rangel, quien tras su registro, en estos días busca encabezar los esfuerzos del Frente Amplio por México, de cara a las elecciones de 2024.
Pretendo destacar su personalidad con un análisis claramente apologético.
Supe de ella como indomable, insobornable y virtuosa lideresa campesina y como legisladora local en los albores que la llevarían hacia la vida nacional, en la búsqueda de nuevos y mejores horizontes, los que logró merced a su férrea determinación basada en su vocación social y política, defendiendo a los precaristas de su tierra.
Desde entonces, la vi brillar y destacar y también desde entonces nació entre nosotros una sólida amistad, sustentada en el respeto mutuo y en las coincidencias ideológicas y estratégicas, en sueños y realizaciones, no sin las enriquecedoras discusiones y diferencias de criterio; pero lo más importante siempre fue y es hoy la coincidencia en lo fundamental, que es seguir buscando, siempre, lo mejor para nuestro país y para las y los mexicanos, con una visión innovadora y actualizada del nacionalismo revolucionario y de la social democracia aplicada a nuestro país, que plantee una tercera vía para México, donde queden fuera las atrocidades del neoliberalismo a ultranza y las del populismo dadivoso y contrarrevolucionario.
Pasados los ayeres, Beatriz Paredes Rangel se fue abriendo paso en los laberintos machistas de la política mexicana de los años 70, 80 y 90; con gritos y sombrerazos, con estruendos y con presiones, reclamando con vehemencia y defendiendo e impulsando la participación digna de las mujeres en la vida pública nacional.
Así fue escalando y ascendiendo por su talento, pundonor, orgullo, verticalidad, valentía y reciedumbre.
Llegó al plano nacional como diputada federal varias veces y destacó; alcanzó la gubernatura de Tlaxcala, donde tuvo un excelente desempeño; ha sido y es una brillante parlamentaria en ambas cámaras del Congreso de la Unión, eficaz subsecretaria de Gobernación varias veces y de la reforma agraria; presidió el Parlamento Latinoamericano y tuvo brillantes desempeños como embajadora en Cuba y en Brasil.
Su excelente fama publica ha trascendido nuestras fronteras, y su prestigio como política y como servidora pública le ha merecido el respeto y el reconocimiento de las diferentes corrientes ideológicas, políticas y empresariales de nuestro país, más allá del estigma del PRI. Existe consenso en cuanto a su seriedad, preparación, capacidad, trayectoria, respetabilidad y también en torno a su recio carácter, su patriotismo y su madurez, su seriedad, formalidad, verticalidad, honestidad y también por espíritu conciliador. Ella quiere ser una presidenta de la República muy seria y muy responsable.
Es acérrima enemiga de la frivolidad y de las estridencias o del histrionismo. No soporta la mentira, la simulación, la deslealtad, el engaño, la traición y la corrupción. Es acuciosa, aplicada, analítica, crítica y propositiva. Sabe aquilatar y valorar el talento y las capacidades de las personas, y por ello sabría rodearse de las y los mejores mexicanos para gobernar a nuestro país.
Su temple y su carácter son una real garantía.
Sin menospreciar a otras muy respetables opciones políticas existentes en la contienda primaria del Frente Amplio por México, afirmo categóricamente que las y los mexicanos merecemos contar con un personaje de este talante y de estas características y prendas intelectuales como presidenta de la República.
Yo le otorgo mi confianza, mi firma y mi voto, aunque de ganar otra persona la contienda interna sabré respaldarla para buscar la victoria en las elecciones de 2024.
Beatriz Paredes Rangel, quien es de lo mejor con lo que cuenta la política mexicana y latinoamericana, quiere servir más y mejor a las y los mexicanos, y quiere poner muy en alto el nombre de México en el mundo, con toda su entrega y su capacidad como presidenta de la República, para gobernar con eficiencia, otorgando seguridad a la población, para apoyar a las mujeres, a los jóvenes, a las y los indígenas y migrantes, para reactivar la economía, el campo, y para fomentar inversiones que generen empleos bien remunerados, crecimiento y desarrollo, para establecer un verdadero y eficiente sistema de salud, para alcanzar la ansiada universalidad, para mejorar la educación pública y la promoción cultural, y para realizar las rectificaciones a que haya lugar en materia energética y en obras de infraestructura.