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Reducen percances en el AICM con esquema triple de seguridad

En los últimos cuatro meses no hay registro de que se hayan robado maletas

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▲ Sólo uno por ciento de los usuarios reclaman sus bienes. Existen bodegas con una gran diversidad de objetos que van más allá de las maletas.Foto Roberto Garcia Ortiz
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de julio de 2023, p. 17

En el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) decenas de personas están a cargo, segundo a segundo, de vigilar los pasillos exteriores e interiores, las zonas y bandas de traslado de equipaje, los puntos de acceso y las revisiones a las maletas y bolsos de mano de los pasajeros. Desde hace casi un año ese personal especializado constituye un área de supervisión para todo y para todos los que transitan o laboran en la terminal aérea.

Esos monitoristas siguen cada paso de los viajeros que por alguna causa llamaron su atención, así como el recorrido de una maleta desde que se deposita en mostradores hasta que llega a las aeronaves y viceversa.

Un área similar opera en cada terminal. A sus espacios sólo pueden ingresar los monitoristas y tres supervisores. Uno de ellos es un marino especializado en la labor, otro es parte de la compañía aérea y el tercero pertenece a una empresa de seguridad privada, quien también tiene la encomienda de vigilar. De esta manera se forma un esquema triple de seguridad.

Dichos equipos se encargan de las alertas inmediatas, los casos en los que se requiere y se puede seguir un incidente en tiempo real y que, por lo general, necesitan revisar las grabaciones más recientes y próximas.

Pero además hay otro grupo especial, llamado monitoreo forense. Sus integrantes se ocupan de situaciones que requieren mayor tiempo y pueden seguir cuadro a cuadro las grabaciones hasta ubicar, por ejemplo, a un sospechoso o un equipaje raro.

En sus áreas respectivas deben despojarse de cualquier pertenencia. Los únicos celulares que hay en ese espacio son los de los supervisores y sólo están registrados los números de los directivos encargados de seguridad del AICM, con el propósito de enviar mensajes y advertir de incidencias mayores.

Todo queda grabado

Los grupos de videovigilancia trabajan las 24 horas todos los días de la semana. Se graban las acciones de revisión en áreas de seguridad interna, con la apertura de las maletas que consideran riesgosas.

Los monitoristas alertan sobre los objetos prohibidos que pudieron burlar los escáneres de acceso. Hay tres testigos de la apertura de equipajes: el marino, el policía de seguridad privada y el representante de la aerolínea.

Todo queda grabado. Si hay objetos prohibidos, el equipo de seguridad los retira. Queda en el equipaje una constancia por escrito y una cédula que explica el procedimiento aplicado y se asegura de que nadie más pueda abrir la maleta.

Si hay otros objetos, como dinero no declarado o droga, el grupo de vigilancia procede a identificar y ubicar al propietario.

A esos puntos sólo puede ingresar quien tenga una tarjeta autorizada. El conjunto de medidas de vigilancia permite disminuir el robo de equipaje en 80 por ciento y en cuatro meses no se ha reportado el robo de maletas. En el último año han sido despedidos o sancionados 550 empleados que pertenecían a corporaciones de seguridad privada o de aerolíneas por sustraer el contenido de los equipajes.

Control migratorio

De acuerdo con las autoridades, se ha abatido el traslado clandestino de migrantes por pasillos, una práctica en la que incurrían empleados aeroportuarios o agentes del Instituto Nacional de Migración (INM), que eludían el paso de los extranjeros por la aduana o los puntos de revisión migratoria.

De todo el esquema de vigilancia se encarga el capitán Hugo Daniel Fierro, subdirector de Seguridad.

Los ilícitos relacionados con migración se han reducido mucho. Son cosas que no se pueden evitar, se pueden combatir y más o menos manejar números cada vez menores, aunque se trata de un gran negocio realizado por la delincuencia organizada, afirmó el almirante Carlos Velázquez Tiscareño, director del AICM, que ahora está bajo la administración de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar).

Dijo que migrantes indocumentados de Centro o Sudamérica cuando llegaban a México ya tenían un amparo de un juez mexicano; alguien les entregaba aquí el documento.

Antes había puertas de simulación por donde sacar a los indocumentados y llevarlos a un taxi que los esperaba, explicó el funcionario. Los agentes migratorios solían tener una contraseña para que los identificaran los viajeros para esa llegada irregular. Eso lo detectamos y ya hay mucho control.

Aquí no tenemos una cárcel. Es una sala con cama, sillones y televisión de la que no pueden salir, no porque estén presos, sino porque no están de manera legal en el país. Hasta que se defina la situación o la compañía que los trajo los retorne, se concluye el trabajo de las autoridades.

Funcionarios del AICM recuerdan numerosas historias desde que entró la Marina a la administración de la terminal. Una de ellas fue la de una mujer que llegó con su hijo de cuatro años. Al ver que le iban a prohibir la entrada al país, corrió hacia una escalera eléctrica, soltó al menor y se lanzó al vacío. Fue conducida al hospital y tardó en sanar, pero se salvó. El gobierno le otorgó la internación humanitaria, no tanto por ella, sino en consideración a la situación del niño.

Otro caso fue el de un extranjero que estaba retenido en un local de Migración y trató de evadirse por el sistema de ventilación. Subió a un conducto, pero no logró su objetivo.

Objetos perdidos

En ambas terminales del AICM cada día hay unos 200 reportes de objetos olvidados o abandonados. Son tantos que resultan insuficientes los grandes anaqueles destinados al resguardo.

Los pasajeros no sólo se deshacen o extravían maletas, también hay urnas funerarias con cenizas, prótesis dentales, aparatos ortopédicos, plantas de soldar, escaleras de aluminio, juguetes, equipo de protección personal como cascos o guantes y zapatos de todo tipo, incluso navajas. Las armas de fuego quedan a disposición de la Secretaría de la Defensa Nacional o de la Semar para su destrucción.

Las estadísticas aeroportuarias refieren que sólo uno por ciento de los usuarios reclaman sus bienes. “Tenemos bodegas grandísimas llenas de maletas, licores, joyas, perfumes, ropa... ¡cosas que no te puedes imaginar!, refirió el capitán Hugo Daniel Fierro.

En la Unidad de Objetos Olvidados, como se llama oficialmente ese espacio, los empleados cuentan que una mujer quería viajar con una urna funeraria y se lo impidieron en los puntos de acceso por no contar con los permisos sanitarios correspondientes. Tampoco quiso que se resguardaran en el área de objetos olvidados. Entonces, entró al sanitario, vació en el retrete las cenizas y tiró la urna a un bote de basura; luego ingresó a las salas de espera.

Los pasajeros pueden recuperar sus pertenencias al mostrar su credencial de elector, acreditar el vuelo en el que viajaron y describir el contenido de sus equipajes.

La videovigilancia también ha servido para localizar y entregar dinero a quienes lo extravían dentro de la terminal área. Los registros del AICM señalan que del 1º al 31 de mayo pasados las autoridades recuperaron 88 mil 416 pesos y 4 mil 992 dólares. De éstos, devolvieron a sus propietarios 37 mil 21 pesos y mil 100 dólares.

Cementerio de aviones

Todos los aeropuertos del mundo tienen una zona convertida en cementerio de aeronaves. En el caso del AICM la gran mayoría de las decenas de aparatos inmovilizados tienen algún asunto legal en curso, quizá porque fueron utilizados para trasladar droga o por deudas con la Secretaría de Hacienda.

El aeropuerto ha ofrecido esas naves en donación a escuelas y ayuntamientos.