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Impulsan mujeres en Marruecos la música gnaua, reservada a los hombres
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▲ Asma Hamzaoui, junto a su grupo, conquistó al público en el festival dedicado a ese género.Foto tomada del Facebook de la artista
 
Periódico La Jornada
Lunes 3 de julio de 2023, p. 8

Esauira. Asma, Hind y Yusra son algunas de las jóvenes que están dando un nuevo impulso a la música gnaua en Marruecos, arte centenario catalogado patrimonio inmaterial por la Unesco y tradicionalmente reservado a los hombres.

La tagnaouite (tradición de la música gnaua) adquirió gran renombre mundial con su inscripción en la Unesco (en 2019). ¿Por qué las mujeres no son parte de esta dinámica?, preguntó Asma Hamzaoui, entrevistada en Esauira durante el reciente festival de ese género y músicas del mundo.

Esta nativa de Casablanca de 26 años es una de las primeras mujeres que ingresó a ese medio gracias a su padre, un maâlem (maestro) gnaua que la inició desde niña.

Lo acompañaba a veladas desde la edad de 7 años. Aprendí poco a poco a tocar guembri, laúd de tres cuerdas de piel de dromedario, contó la joven que creó su propio grupo en 2012, Bnat Timbouktou (Las hojas de Tombuctú).

Mi padre me enseñó muchas cosas  antes de que yo emprendiera mi propio vuelo, relató.

En Esauira, la formación exclusivamente femenina de Asma Hamzaoui en el canto y el guembri, y cuatro intérpretes de qraqeb, famosas castañuelas de acero típicas del género gnaua, conquistó al público, al lado de las Amazonas de África, grupo femenino maliense.

Es excepcional ver mujeres interpretando la música gnaua, que no debería quedarse en el campo de los hombres. Ellas dan nuevo aliento a esta música, sostuvo Hamza Tahir, parte fel público.

Siguiendo el ejemplo de Bnat Timbouktou, Hind Ennaira, estrella ascendente de la tagnaouite, decidió tratar la aventura desde su ciudad natal de Esauira.

Tradición mística

Esta ciudadela fortificada al borde del Atlántico es un semillero de esta tradición musical mística, donde las invocaciones religiosas se mezclan a las de los ancestros y los espíritus mágicos.

A lo largo del tiempo, esta música, inicialmente practicada por los descendientes de los esclavos y cuyas raíces se remontan al menos al siglo XVI, salió de la esfera privada de las veladas acompañadas de rituales terapéuticos y evolucionó hacia manifestaciones públicas menos codificadas, como conciertos y festivales.

La ciudad de Esauira es la fuente de la tagnaouite. Es un patrimonio muy bello que alimenta el espíritu. Es importante que los jóvenes le den valor, señaló Hind Ennaira, que aprendió a interpretar el ‘guembri’ con amigos.

La joven, de la misma generación que Asma Hamzaoui, eligió dirigir un grupo gnaua tradicional con una chispa eléctrica al integrar un guitarrista y un baterista junto a los intérpretes de qraqebs.

“Al comienzo había desfases, pues no estaban acostumbrados a trabajar con una mujer, pero después de algunos ejercicios, se adaptaron conmigo y nos volvimos complementarios, afirmó la artista.

Yousra Mansour, líder del grupo Bab L’bluz, que fusiona gnaua, rock y blues, también ha experimentado dificultades en el medio musical.

Había dos obstáculos para mí: que ese medio es reservado a los hombres e interpretar una música tradicional no es muy aceptado ni muy tolerado por los puristas, detalló.

Esas barreras no le impidieron fundar con el francés Brice Bottin Bab L’bluz (La Puerta del Blues) para dar valor a la música gnaua y a sus instrumentos tradicionales.

“Se remplazó el bajo por el guembri y la guitarra por el awisha (un pequeño guembri) y creamos una especie de power trio a la Jimi Hendrix con instrumentos tradicionales”, explicó Yousra Mansour.

La vocalista defiende con fervor las libertades de las. mujeres, porque, como mujer, no tuve una vida muy fácil, concluyó.