Domingo 2 de julio de 2023, p. 13
Cuando los jornaleros agrícolas son contratados de manera irregular, mediante intermediarios o enganchadores, las condiciones que enfrentan junto a sus hijos son aún más precarias, lo que aumenta el riesgo de trabajo infantil, señaló a La Jornada, Oscar Castillo, director de proyectos World Vision México.
En la presentación de resultados del programa Campos de Esperanza, que despliega la agrupación, junto con el Departamento del Trabajo de Estados Unidos, resaltó que es mejor cuando son las empresas agrícolas las que contratan a sus trabajadores, pero que predomina el sistema de intermediarios.
Éstos van a las comunidades y hacen las convocatorias, a veces a nombre de una empresa que no necesariamente representan, y les ofrecen muchas cosas, pero cuando llegan al lugar de destino las condiciones son otras
, generalmente los alojan en “galeras, y si van con niños no hay guarderías ni estancias, y todos están mezclados.
Además, les descuentan dinero por su transporte, alojamiento y alimentos; todo eso es ilegal, pero como fueron reclutados de manera informal, sin contrato y sin ninguna regulación, y están a miles de kilómetros de su casa, con la retención de dinero no tienen manera de regresarse. Deben quedarse ahí hasta juntar lo necesario para viajar. Toda esta situación viene acompañada de trabajo infantil porque no hay escuelas.
Datos de la Organización Internacional del Trabajo refieren que 70 por ciento de los niños y adolescentes que trabajan lo hacen en la agricultura; son unos 112 millones. Casi 28 por ciento de los niños de 5 a 11 años y 35 por ciento de los adolescentes de 12 a 14 años que laboran no están escolarizados, mientras el trabajo infantil en zonas rurales triplica al de las zonas urbanas.
Castillo precisó que Campos de Esperanza comenzó en 2016 y consideró que entre los principales resultados está la visibilización de la problemática de trabajo infantil. Eso es fundamental para que el gobierno, el sector privado y la sociedad civil hagan algo
.
Como parte del proyecto, en zonas agrícolas del país imparten talleres de habilidades para la vida en los que abordan temas como autoestima, confianza, comunicación asertiva y construcción de planes de vida.
Lo que hacemos con los jóvenes es desarrollar sus habilidades para relacionarse y que eso les permita identificar que hay otras opciones, que pueden seguir con los estudios, aprender otro oficio o incluso continuar con la agricultura en el futuro, pero después de estudiar. Ellos cambian su percepción, ven que hay más caminos, que aunque las condiciones de su comunidad sean limitadas, hay más opciones.