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Infancia y sociedad

Basurización: asco y otredad

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imbólicamente también se puede destrozar a los sujetos y meterlos en bolsas mentales negras y plásticas de basura a fin de eliminarlos, invisibilizarlos y así desaparecerlos de la escena pública. Ese riesgo corremos hoy los periodistas, la infancia, las mujeres, los indígenas y, por supuesto, los opositores políticos.

Esta práctica convertida hoy en insano deporte encuentra en las redes sociales su espacio favorito. A todos se nos puede basurizar y a cualquiera podemos responder del mismo modo. Este hecho sumado a la basurización concreta de las muertes criminales diarias, están teniendo un costo muy alto en la salud mental de la sociedad. De ahí que de pronto aparecen inéditas agresiones mortales entre menores, también contra los maestros, y se hacen más frecuentes los eventos de infame crueldad contra animales domésticos.

Según la OMS, la salud mental es un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente adecuadamente al estrés de la vida cotidiana y desarrollar capacidades para aprender y trabajar con responsabilidad y alegría. La salud mental es mucho más que la ausencia de trastornos siquiátricos. La salud mental es, además, un derecho humano fundamental indispensable para el desarrollo individual y social. Vivir rodeados de estímulos y discursos de odio y descalificación de los otros es enfermante para todos, genera angustia, ansiedad, irritabilidad, intolerancia, tendencia a la agresión y a la autoagresión que puede llegar hasta el suicidio. Pues es deprimente, sobre todo para los jóvenes, vivir una realidad en la que se exalta constantemente lo peor de los seres humanos.

El asco no es sólo una reacción biológica, sino una construcción cultural y eventualmente política. Por ello, los límites entre lo que se considera asqueroso o no, depende de la moral, de la ideología y de las reglas impuestas o asumidas para percibir algo como puro o sucio y peligroso.

Los discursos autoritarios –según muchos estudiosos– movilizan sensaciones físicas de asco y repulsión que promueven el odio y la deshumanización del otro, para ver al diferente como basura o desecho.

Y ya que hablamos de desechos, vale recordar lo que decía Mark Twain: Los pañales y los políticos deben cambiarse con frecuencia, por las mismas razones. Salud mental es felicidad.