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Son actos populistas, critican opositores

Traslada Petro sede de su gobierno a las regiones

Desde zonas remotas y condenadas al olvido, el mandatario de Colombia rompe el cerco impuesto por adversarios

Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Jueves 29 de junio de 2023, p. 26

Bogotá. Asediado por una oposición empeñada en impedirle gobernar, Gustavo Petro ha decidido romper el cerco que le tienden sus adversarios saliéndose de los fríos despachos de la Casa de Nariño para ejercer como presidente desde remotas regiones del país, históricamente condenadas al olvido y a la desatención estatal.

Recién llegado de una visita oficial a Francia, Petro aterrizó en La Guajira, uno de los departamentos colombianos con los índices más altos de pobreza, en el que se conjuga la explosiva mezcla de abandono, corrupción, contrabando, narcotráfico y violencia. Situada en el extremo norte del país, La Guajira es una península de belleza única, donde concluye (o empieza) el mapa de Sudamérica. Con una población mayoritariamente indígena que habita desiertos sin fin y montañas formidables, este territorio de juglares vallenatos limita al oriente con Venezuela, frontera siempre caliente por cuyos poros se cuelan todas las formas de economías ilegales.

Sin atender reglas ni protocolos, el presidente colombiano lleva tres días en contacto con las comunidades, escuchando sus demandas y anunciando medidas de choque para resolver los problemas más apremiantes de los guajiros, el primero de ellos, la falta de agua. Para ello, anunció la expedición de un decreto tendiente a priorizar el uso del agua en La Guajira pues, según dijo, actualmente se dedica en primer lugar a los cultivos extensivos de palma africana, dejando a un lado el consumo humano.

Reunido con las comunidades indígenas de la etnia wayúu, el presidente hizo entrega de títulos de tierra que les habían sido arrebatados por grupos paramilitares en los años 90 y cuya restitución fue ordenada por recientes sentencias del Poder Judicial.

El gobierno también entregó títulos de propiedad de más de 300 hectáreas a antiguos ex combatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que operaron durante décadas en las inmediaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta y que se desmovilizaron tras la firma de los acuerdos de paz en 2016. El traspaso de estas tierras estuvo a cargo de la vicepresidenta, Francia Márquez, quien resaltó la importancia de que se cumpla lo pactado con los antiguos guerrilleros y se implemente a cabalidad el acuerdo de paz de La Habana.

A nombre de 144 ex combatientes beneficiados, Benedicto González destacó que este hecho prueba el compromiso del gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez con el acuerdo y subrayó que la paz se construye con hechos.

A más de mil kilómetros de distancia de Bogotá, donde la oposición ha calificado su presencia en La Guajira como un acto de populismo, Petro hace por estos días caso omiso a las críticas, al reactivar una de las industrias más prósperas de La Guajira, la de las salinas de Manaure, con una inversión aproximada de 500 millones de dólares que –según el mandatario– generará más de 400 empleos directos y beneficiará a 300 familias.

Ataviado con un sombrero vueltiao para protegerse del despiadado sol siempre presente en esta región, Petro está acompañado de todos sus ministros, con quienes ha realizado varias reuniones ejecutivas tendientes a escuchar viejos clamores. El presidente alertó sobre el impacto de la crisis climática en estos territorios y dijo: vamos a tratar de enfrentarlo con medidas específicas. No descartó la declaratoria de una emergencia económica y social, medida que le permitiría emitir decretos y ejecutar obras de manera excepcional.

Analistas locales opinan que la apuesta de Petro de trasladar la sede de gobierno a las regiones más pobres del país no sólo es una estrategia para enfrentar la percepción de una crisis política, que logró posicionar la oposición durante las últimas semanas, sino una manera de poner en marcha ideas y planes consignados en su programa de gobierno y relacionadas con el fortalecimiento de la economía popular para lograr una colaboración entre el Estado, las organizaciones comunitarias y los trabajadores

El ex senador Gustavo Bolívar, considerado uno de los más fieles alfiles del presidente, destacó en su cuenta de Twitter que en dos dias Petro en La Guajira ordenó construir una universidad Wayúu, un hospital en el municipio de Nazaret, tituló tierras para 6 mil 800 familias, 8 mil millones (2 milllones de dólares) para combatir la desnutrición y una pista aérea para el norte del departamento.

Mientras, el empresario Mario Hernández, uno de los industriales más beligerantes contra el actual gobierno, se preguntó: ¿Cuándo estará todo esto? Una cosa es ordenar y otra ejecutar. Hernández es parte de la poderosa Asociación Nacional de Industriales (Andi), una de las agremiaciones que convocó la semana pasada la denominada marcha de las mayorías en la que –según fuentes policiales– participaron casi 100 mil personas en varias ciudades del país.

Fuentes de presidencia informaron que Petro no pudo asistir la mañana de ayer a un acto en el que se devolvió a comunidades de la etnia kogui unas máscaras ancestrales recuperadas por el mandatario en una reciente visita oficial a Alemania. Según la oficina de prensa de Casa de Nariño, el presidente tuvo quebrantos de salud tras una ­reunión de sus ministros a primera hora de la mañana.

La agenda guajira de Petro, que concluye mañana, se centrará en los próximos días en la transición energética, uno de los temas que desvela al presidente colombiano, quien se reunirá con comunidades, empresarios y académicos para valorar el potencial de la energía eólica en una región siempre azotada por fuertes vientos gracias a su ubicación geográfica.

En Bogotá le esperan, como siempre, los incesantes huracanes de la política.