En esta área se ubican los restos de los muros de la Curia de Pompeyo, donde fue apuñalado Julio César
Lunes 26 de junio de 2023, p. a10
Roma. El martes pasado abrió al público la llamada zona sagrada de Largo Argentina, de central importancia histórica y arqueológica, uno de los restos romanos más notables de época republicana en la ciudad que se realizó entre el siglo IV y el I aC. Aquí fue donde Julio César fue apuñalado.
El sitio fue inaugurado por el alcalde Roberto Gualtieri y Jean-Christophe Babin, director general de Bulgari, la empresa que patrocinó con un millón de euros la habilitación museográfica. El espacio cuenta con un pequeño espacio que expone los restos encontrados in situ como dos cabezas colosales, sarcófagos, inscripciones, etc.
Ubicada en el corazón urbano, animada por una enorme colonia de gatos que la habita, es un área arqueológica que se encuentra en posición subyacente respecto al nivel moderno del suelo, similar a una isla compacta, rodeada por una rosca de cemento sobre la cual circulan los coches. En este espacio se elevan los restos de cuatro templos que, por la dificultad de identificar las divinidades que se veneraban, han sido distinguidos con las primeras letras del alfabeto.
Algunos restos antiguos eran visibles desde el Renacimiento, otros fueron incorporados en nuevas construcciones, como la iglesia barroca de San Nicolás de los Cesarini, aunque su descubrimiento se llevó a cabo durante las excavaciones que formaron parte del nuevo plan urbanístico pensado para exaltar a la nueva capital fascista, que demolió sectores enteros de la época medieval. Fue inaugurado por Mussolini en 1929, pero el sitio era inaccesible al público, si bien era visible desde lo alto de la plaza. Ahora puede recorrerse en cómodas pasarelas accesibles para discapacitados.
El nombre del lugar proviene de la desaparecida Torre Argentina, la casa de Johannes Burckardt (1445-1506), un prelado servidor de cinco papas que fue apodado Argentinus por ser de Argentoratum, el nombre en latín de la actual Estrasburgo.
¿Tú también, Bruto, hijo mío?
Aquí también se encuentran parte de los restos de los muros de la llamada Curia de Pompeyo, un aula situada en el imponente teatro de Pompeyo, donde se sesionaba provisoriamente porque el senado, ubicado en el Foro, se había incendiado. Fue ahí donde Julio César, sentado en el centro de la sala, fue rodeado por un grupo de senadores republicanos que lo apuñalaron, contrarios a su poder cada vez más personalista, entre los cuales estaba Marco Bruto, hijo de la noble Servilia Cepione, amante favorita de Julio César, a quien la leyenda dice que pronunció, al borde de la muerte: Tu quoque, Brute, fili mi?
Las fuentes antiguas, como los textos de Plutarco y Suetonio, describieron el incidente del 15 de marzo de 44 a.C. del que se sabe con exactitud que le asestaron 23 puñaladas, gracias a un reporte médico que analizó el cuerpo. A pesar de este suceso no se evitó la caída de la República y el comienzo del imperio. Augusto, hijo adoptivo de César, lo sucedió en el cargo.
Hasta 2012 no se conocía el lugar exacto donde sucedió este evento, pero ese año un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, de España, dirigidos por Antonio Monterroso, encontraron la columna rectangular de hormigón que, según las fuentes antiguas, fue puesta por Augusto para clausurar el espacio, declarado como un lugar infausto.
Este drama ha marcado el lenguaje y el imaginario popular a partir de la expresión cuidado con los idus de marzo
, la festividad que coincidió con el día del asesinato, que refiere a ser prudentes y evitar un hecho como el que había sido vaticinado a Julio César, quien en cambio hizo caso omiso. Las artes perpetuaron este suceso a partir de la imaginación de los artistas de todos los tiempos, en el teatro Shakespeare lo reprodujo en su Julio César y el cine también lo ha recreado varias veces.
El área quedó íntegra hasta el siglo V, después sufrió varias transformaciones, desde la construcción de un monasterio, residencias nobiliarias e iglesias medievales, entre otras. Arriba, en la plaza, se erigió en el siglo XVIII el Teatro Argentina, uno de los más prestigiosos de la ciudad hasta el día de hoy.