Morena y Delfina: reivindicación // Fraude, seis años atrás // Coahuila favorecerá al PRI // Calderón, impune, pero...
l obradorismo llega a su cita de reivindicación en el estado de México en las mejores circunstancias. Seis años atrás, en un junio ardiente, Alfredo del Mazo Maza, de la mano de su pariente Enrique Peña Nieto (aposentado este en Los Pinos), se quedó a la mala con la gubernatura de esa entidad, para dar continuidad a la hegemonía regional del llamado Grupo Atlacomulco, en un contexto que llevaría en 2018 a este grupo y a su encopetado jefe en turno a ceder el paso/pagar el favor a Morena y a su candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador, de arrolladora popularidad y enorme arrastre electoral que nunca fue confrontado de verdad por dicho peñismo.
La diferencia oficial en 2017 entre el priísta Del Mazo y la morenista Delfina Gómez Álvarez, en la entidad caracterizada por una maestría histórica en asuntos de fraude electoral tricolor, fue de menos de tres puntos porcentuales: 33.5 contra 30.7%. Jugando en favor del PRI, el perredista Juan Zepeda (ahora de MC) obtuvo 17.8 y la panista Josefina Vázquez Mota (siempre tan bien pagada en sus derrotas), 11.2%.
Las circunstancias son distintas en esta ocasión. El gobernador Del Mazo (quien ha transitado institucionalmente como holograma) parece muy dispuesto a ganar impunidad transexenal y un eventual cargo diplomático o público (en el esquema vergonzoso de premio con embajadas o consulados a opositores cedentes). Enrique Peña Nieto goza de explícita impunidad, incluso con un respetuoso trato en las mañaneras. Y el PRI podría conformarse con mantener el gobierno de Coahuila, donde Morena, Mario Delgado y el máximo mando cuatroteísta han hecho todo para no presentar oposición real a Manolo Jiménez.
De consumarse el triunfo morenista se entronizaría un nuevo grupo, el Texcoco, al que pertenecen la candidata Gómez Álvarez, el ex director nacional de aduanas Horacio Duarte y el fundador de esa corriente, el senador Higinio Martínez, involucrados en el caso judicialmente sentenciado de los descuentos a empleados del municipio de Texcoco para financiar actividades del partido Morena.
Los puntos oscuros de ese morenismo texcocano no parecen haber inhibido las preferencias sociales que tienden a explorar los beneficios de un cambio, habida cuenta de los horrores crónicos del priísmo. El repudio a la corrupción política se ha centrado más en el entorno del priísmo histórico, de sus personajes repudiables (Arturo Montiel, los Del Mazo, Eruviel Ávila y el propio Peña Nieto, entre los recientes) y de su candidata actual, Alejandra del Moral, a la que ha golpeado en el tramo final un detallado reportaje sobre actos de corrupción por unos 5 mil millones de pesos que habrían sido realizados mientras la ahora abanderada encabezaba áreas del gobierno delmacista.
En Coahuila no se advierten signos distintos a los originalmente previsibles a partir de la tolerancia (¿o inducción?) a la división del voto morenista. Armando Guadiana, monrealista, empresario carbonero y taurino, con más visos del pasado que del futuro deseable, parece encaminado a una derrota que mantendría en el poder estatal al priísmo (Rubén Moreira y Miguel Ángel Riquelme, como los verdaderos triunfadores).
Astillas
Es evidente que Felipe Calderón puede colocarse fuera del alcance judicial correspondiente a la corrupción señalada en el caso de la Estela de Luz, símbolo de la oscuridad y el abuso presupuestales de ese gobierno espurio. Operarían en favor de la impunidad felipista varios factores: la posible prescripción del presunto delito, los límites de la responsabilidad jurídica de los ocupantes de la Presidencia de la República e incluso la predisposición obradorista a no actuar contra ex ocupantes de Los Pinos. Pero en términos políticos e históricos queda de manifiesto un botón de muestra de las pillerías cometidas durante esa administración panista… Y, mientras Sandra Cuevas da razones para temer un triunfo opositor en la Ciudad de México, pues pide ser secretaria de Seguridad Pública en ese eventual gobierno pripanista, ¡hasta el próximo lunes!
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