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Aniversario significativo
E

l colorido mural Dualidad, que pintó Rufino Tamayo en la entrada del auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, que evoca la lucha cósmica entre los dioses Quetzalcóatl y Tezcatlipoca, daba la bienvenida a quienes acudimos a festejar los 20 años de la Fundación para las Letras Mexicanas.

Auténtico semillero de escritores, nació en mayo de 2003 originalmente impulsada por el escritor Octavio Paz, quien encontró el apoyo de empresarios como Carlos Slim, Emilio Azcárraga, Germán Larrea, Bernardo Quintana y Manuel Arango, entre otros.

Integrados en un patronato, han apoyado con generosidad a la institución a lo largo de dos décadas, conscientes de la trascendencia y alcances de la cultura en la vida de nuestro país.

Su presidente, Miguel Limón Rojas, y el director Eduardo Reyes Langagne, con gran talento y entrega, han logrado que en este tiempo se hayan sumado 334 becarios beneficiados mediante 483 apoyos otorgados en 20 generaciones.

Limón Rojas mencionó el apoyo de grandes maestros de la literatura para encender las luces de nuestra casa. Junto a las figuras del pasado como Rubén Bonifaz Nuño, Gabriel García Márquez y Carlos Fuentes, habló de los actuales Irene Vallejo, Sergio Ramírez y Javier Cercas, entre muchos otros.

Langagne señaló que en estos 20 años se ha estimulado la investigación y la traducción y han puesto especial empeño en la poesía destinada a las infancias, con el anhelo de que en las sucesivas generaciones haya amantes de la poesía.

En la hermosa mansión que ocupa en la calle de Liverpool 16, jóvenes de toda la República Mexicana comparten durante el periodo de su beca la diversidad de sus potenciales y sus reflexiones literarias y van definiendo su voz y asumiendo el compromiso de convertirse en escritores profesionales, sea en narrativa, poesía, ensayo literario o dramaturgia.

La institución impulsa vocaciones a partir de una visión universal e incluyente y ha creado una sólida comunidad de nóveles escritores a quienes otorga becas, tutorías, seminarios, conferencias, cursos y talleres. Éstos son impartidos por especialistas reconocidos en el ámbito de la creación literaria y la academia.

Los becarios deben residir en la Ciudad de México y dedicarse de tiempo completo a las actividades que forman parte del programa, ya que la beca está destinada a favorecer la formación.

Hay que destacar que jóvenes de distintos estados del país que se han formado aquí han obtenido premios y reconocimientos por sus obras en México y en el extranjero.

Entre las actividades que ha desarrollado la fundación sobresalen la Enciclopedia de la Literatura en México (ELEM), que llega a 3.2 millones de usuarios y cuenta con 6.2 millones de consultas al año, y el Programa de Divulgación Literaria, que por medio de las plataformas digitales de la Casa Estudio Cien Años de Soledad realizó 162 sesiones, con un registro de 80 mil visitantes al final de 2022.

Uno de los libros que me ha parecido más interesante y que me apasionó leer fue El infinito en un junco, de la joven y brillante escritora Irene Vallejo, amiga de la fundación, quien mandó un mensaje desde España que vale la pena leer:

“La Fundación para las Letras Mexicanas es ese espacio de brotes y árboles robustos, hogar de brisa joven y frescura, de experiencia y sabiduría; ese jardín donde brotan frutos tan diversos como deliciosos. Felicito a sus jóvenes artistas, al equipo de docentes y a sus mecenas jardineros, comprometidos con el cultivo de la cultura que reverdece el paisaje de nuestras vidas. El infinito en un junco es un homenaje a personas como ustedes, que ponen su empeño en dar vida a las letras; ustedes son los protagonistas de una empresa colectiva, viejo sueño de sembrar, a partir de todos los experimentos pasados, ideas y narrativas. Pertenecen al linaje de los entusiastas de la palabra que se reúnen alrededor de los libros igual que nuestros antepasados”.

Vamos a brindar y comer sabroso por ese significativo aniversario en Amaya, en calle General Prim 95, donde el talentoso chef mexicano Jair Téllez ofrece una carta novedosa, entre otros, con productos hechos en casa como las salchichas de cerdo y pollo, las pastas y el pan.

Podemos comenzar con una jaiba de concha suave con ajo tierno; de plato fuerte, el cordero braseado con vegetales rostizados, y cerrar con una tarta de queso con dulce de calabaza. Hay una selección de vinos mexicanos de calidad y cervezas artesanales.