cámara de cero calidad
Lunes 22 de mayo de 2023, p. a10
Retratos cotidianos, algunos íntimos, son suficientes para enamorarse de un personaje entrañable que incita, entre muchos sentimientos, a tener gusto por la libertad.
Pedro se llama ese personaje que aparece en una película de no ficción que termina siendo un cuento fantástico (con un paseo por la nubes, incluso), en el que este protagonista único hace ver todo como si fuera la cuestión más sencilla, incluso, ser un artista. Es un filme que versa sobre una amistad inspiradora con la que es fácil alejarse de la banalidad y del ego.
Más que enfocarse en lo grandioso que este humano ha desarrollado en las artes plásticas y decorativas de México, el documental Pedro, que se presentó en el Museo del Chopo en el marco del Festival Internacional de Cine de la UNAM (Ficunam), desnuda una amistad, más que transgeneracional, de metafraternidad absoluta.
El encantador Pedro es expuesto por la joven Liora Spilk Bialostozky, engresada de comunicación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y editora de algunos cortos. Con su camarita de cero buena calidad
y con el lastre del rechazo finalizó en una bonita historia autorizada por el halo de energía de la franqueza de un ser humano sencillo.
Pedro, el actor principal de la cinta es un infante de 80 años que comparte su dinamismo, su forma de ver el entorno, así como su amor por crear relatos de la vida con colores y trazos. Para él, es tan importante terminar una obra que tomar un buen café en la cocina, dar de comer a sus michis o conducir un auto de forma tranquila en una peligrosa carretera hacia Veracruz que cualquier chofer experto temería.
Pero para Liora, concretar su película fue un viaje más duro que ir por Cumbres de Maltrata. A Pedro ya lo conocía porque admiraba su obra y era un viejo amigo de su abuela, una historiadora de arte que obviamente le enseñó la puerta, que ella abrió con persistencia. No fue fácil. Tardó una década.
Tras 10 años de filmación
Comenzó a seguir la figura de Pedro, incluso a la Bienal de Venecia; iba a sus exposiciones, registrando con su lente lo que hacía. Tras 10 años de filmación, la ópera prima de Spilk por fin se mostró, y fue en este festival, cuya primera edición, en 2011, coincidió con el comienzo del rodaje de este proyecto de largo aliento.
Liora ha dicho que un día supo que Pedro necesitaba a alguien que le arreglara su archivo, entonces buscó proponerse para esa labor y la consiguió. Él, de quien se dice es de carácter fuerte, se acostumbró a ella, quien logró registrarlo con amigos, en momentos personales y en algunas de sus exhibiciones. Pero Pedro, el protagonista de la historia, también se volvió el antagonista tras rechazarla en algunas ocasiones. En un momento de la cinta, Liora se sincera ante su cámara y confiesa que desea abandonar el documental. Es decir, deviene personaje iluminador que hizo darle un empuje a su narración y culminarla.
Hoy queda un archivo fílmico, una película muy personal que contribuye a conocer un poco más de Pedro, autor de la Silla-mano, obra que se ha volvió un loop kistch estético reproducido por todas partes. Este artista fundó en 1961, junto con otros, el grupo de Los Hartos, dirigido por Mathias Goertiz y en el cual también participaron José Luis Cuevas, Chucho Reyes, Ida Rodríguez Prampolini y Alice Rahon. Humanos, creativos y pensantes que se manifestaron en contra de la pretensión de la grandeza del arte moderno y del individualismo exagerado
de los artistas, rechazando el status quo en el arte mexicano, ideales del movimiento de la Ruptura.
Pedro lleva por apellido Friedeberg. Así me llamo, ¿verdad?
Se le ve y escucha en el documental de Liora Spilk Bialostozky tras firmar una obra que se expondría.
Producida por Julia Cherrier, Victoria Gutiérrez y Marion d’Ornano, y las compañías productoras: Calouma Films, CIMA y Cortes Finos, Pedro se estrenará en salas de cine mexicanas en otoño bajo el sello de la distribuidora Pimienta Films.