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Despertar en la IV República

Castas, origen del racismo

E

l racismo en México tiene su origen en la conquista española y sus consecuencias han llegado hasta nuestros días. Al consumarse el dominio español, se estableció un sistema de castas legal que clasificaba a las personas según su ascendencia y principalmente su origen racial.

En la cima de la jerarquía social se encontraban los españoles peninsulares y los criollos, quienes gozaban de privilegios como el acceso a tierras, oficios, uso de armas, educación y cargos gubernamentales. En la parte más baja de la pirámide estaban los indígenas y los negros.

El sistema de castas se mantenía legalmente a través de las ordenanzas y otras normativas coloniales relacionadas con la limpieza de sangre. De acuerdo con archivos parroquiales, a los niños se les registraba al nacer según la mezcla de razas a la que pertenecían, definiendo así su lugar en la escala social. Humboldt escribió al respecto: En España es una especie de título de nobleza no descender ni de judíos ni de moros; en América, la piel más o menos blanca decide el rango que ocupa el hombre en la sociedad.

Posterior a la Independencia en 1821, la discriminación racial continuó. A pesar de que se intentó unificar a la población bajo la idea del liberalismo que estableció que todos eran iguales, las costumbres y las viejas leyes no respetaban esta igualdad y la escala social más alta y de privilegios siguió correspondiendo a las personas de color de piel más clara. La esclavitud y dominación de las personas menos privilegiadas y de los esclavos negros se mantuvo a través de formas de trabajo como las que realizaban los peones acasillados en las haciendas a lo largo del país, lo cual no desapareció con la Revolución mexicana de 1910.

Por mucho tiempo segmentos importantes de la sociedad mexicana se han resistido a la impugnación del racismo y del riesgo latente que existe de una súbita toma de conciencia de este mal que detone en una ola de violencia, como lo han señalado autores como Agustín Basave y yo mismo en mi libro La Democracia que viene y varios artículos.

Es hasta tiempos recientes que programas de televisión, radio, foros, libros, películas y el propio Presidente en sus conferencias han denunciado el dañino fenómeno de la pigmentocracia en nuestro país, aunque todavía queda un largo camino por andar para erradicarlo. De las acciones recientes tomadas desde distintos sectores de la sociedad para lograr abatir este mal hablaré en un próximo artículo.