Domingo 21 de mayo de 2023, p. 18
Atenas. Más de 9.8 millones de personas están llamadas a las urnas hoy en Grecia en unas de las elecciones legislativas más imprevisibles de la historia reciente del país. No tanto por cuál será el partido más votado, ya que todos los sondeos apuntan a Nueva Democracia –del actual primer ministro, Kyriakos Mitsotakis–, sino porque el sistema electoral que se estrena en esta cita aboca al país a una coalición o, si no hay acuerdo, a nuevos comicios en julio.
En juego están los 300 escaños que forman el Consejo de los Helenos, el Parlamento unicameral de Grecia que ha sido testigo en los últimos años de todo tipo de movilizaciones, desde la céntrica plaza Sintagma de Atenas, en las que básicamente los ciudadanos se han quejado de un empeoramiento del nivel de vida y de un rescate financiero del que el país no terminó de pasar página del todo hasta el año pasado.
En las elecciones de julio de 2019, el actual mandatario logró derrotar a Alexis Tsipras, de la formación opositora Syriza, tras sumar 40 por ciento de las papeletas, resultado que le permitió gobernar con mayoría absoluta durante los últimos cuatro años. A partir de ese momento, implantó una política que combinaba el liberalismo económico con una postura dura en migración.
De forma tradicional, el sistema de comicios ha favorecido al partido más votado, con una prima que prácticamente le otorgaba plena libertad a la hora de formar gobierno. En 2018, el Ejecutivo derivado de Syriza reformó la ley para introducir un reparto proporcional sin cortapisas ni recompensas, que hoy se probará por primera y última vez. Las diputaciones se repartirán de manera proporcional entre todos los grupos que superen 3 por ciento.
Con este nuevo sistema, un partido necesitaría alcanzar 46 por ciento de los sufragios –algo inédito en las últimas tres décadas– para gobernar en solitario. Las encuestas ubican a Nueva Democracia en un porcentaje de 31 a 36, mientras la intención de voto de Syriza se sitúa entre 24 y 29 puntos.
El Movimiento Socialista Panhelénico (Pasok), otrora partido de gobierno, figura en tercera posición, con 10 por ciento de la intención de sufragio, por lo que en una hipotética coalición tendría la llave del poder. Así, podría decidir si permite a Mitsotakis un segundo mandato u opta por la coalición progresista
que le reclama Syriza, con la cual comparte parte del programa pero también potenciales votantes.
Una vez cerradas las urnas y repartidos los escaños, la presidenta de Grecia, Katerina Sakellaropoulou, encargará al partido más votado que tantee al resto de formaciones para intentar forjar algún tipo de alianza. En caso de que no lo consiga, la encomienda pasará a la segunda organización con más votos y, si fracasa de nuevo, a la tercera.