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Exposición en Málaga refleja que la escultura no era incidental para Picasso

Es la primera gran retrospectiva que se realiza en España dedicada a la obra del artista en esta disciplina

Foto
Sylvette Vallauris, 1954. Chapa recortada, doblada y pintada por ambas caras, y Proyecto para un monumento a Guillaume Apollinaire. París, 1928. Alambre de hierro y chapa. Fondation Hubert Looser, Zurich © Fondation Hubert Looser, Zurich © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2023. / Musée National Picasso-Paris. Dación Pablo Picasso, 1979 © RMN-Grand Palais (Musée national Picasso-Paris)/Adrien Didierjean. © Sucesión Pablo Picasso, VEGAP, Madrid, 2023.
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 9 de mayo de 2023, p. 3

Madrid. Picasso escultor: Materia y cuerpo es la exposición que se inauguró en el Museo Picasso de Málaga, Andalucía, para mostrar otra perspectiva de la obra del artista que revolucionó las vanguardias en el siglo XX: su manera de crear y tratar la materia para construir figuras en tercera dimensión. Es la primera gran muestra que se realiza en España en la que se aborda de forma exclusiva su arte escultórico; incluye 61 piezas de diverso formato y tamaño. La exhibición también forma parte de los actos de conmemoración del 50 aniversario de su muerte.

La exposición fue producida por los museos Picasso Málaga y Gu-ggenheim Bilbao, donde se exhibirá también en otoño y permitirá que por primera vez en la historia de la ciudad se muestre una retrospectiva de este Picasso, artista vinculado con el País Vasco a través del Guernica.

La muestra que alberga el Museo Picasso de Málaga pretende desentrañar los misterios en los que el artista concebía el cuerpo. La curadora de la muestra, Carmen Giménez, seleccionó las esculturas con el propósito de mostrar la pluralidad de estilos que utilizó Picasso para representar las formas del cuerpo humano, desglosándolo en una diversidad de formatos en los que empleó todo tipo de materiales: madera, hierro, yeso, cemento, metal o bronce.

Según Giménez, para Picasso, la escultura no era en absoluto secundaria en su producción, sino que la concebía como una forma de expresión comparable con la pintura, el dibujo, el grabado y la cerámica, ya que, como él decía, ningún arte es más o menos importante que los demás. Estos lenguajes y materiales le permitían expresar diferentes aspectos de su creación.

A finales del siglo XIX, la escultura requería del conocimiento de varias técnicas y el uso de materiales resistentes, como el bronce, el mármol o la madera. Aunque de niño Picasso recortaba siluetas en papel, se desconoce si durante su formación como estudiante de arte realizó alguna incursión en este terreno. A pesar de que en su periodo cubista produjo la mayor parte de su obra escultórica, Picasso también desarrolló esta disciplina a lo largo de su extensa carrera artística.

La exposición busca hacer un recorrido por casi 60 años, por lo que hay desde piezas de su etapa cubista, pero también están sus facetas en la abstracción, lo primitivo y el objet trouvé.

Para montar esta exposición, también se intentó hacer un balance de la producción de Picasso en esta faceta y se calculó que a lo largo de su vida creó alrededor de 700 esculturas frente a los aproximadamente 4 mil 500 cuadros que realizó.

Para Carmen Giménez, no sólo lo escultórico fue fundamental para la construcción propia de la obra pictórica, sino que también la pintura le sirvió de aporte a la obra escultórica, en un continuo desplazamiento entre disciplinas. Así es, ya que en cada etapa escultórica, al igual en que en el resto de sus creaciones, Picasso se reinventaba dotando de nueva energía al medio escogido y creando nuevas conexiones entre toda su producción.

De sus primeras piezas, la cubista Cabeza de mujer (Fernande) (1909) es la más conocida, pero también está la serie de seis bronces policromados, Copa de absenta (1914). Muchos de los trabajos de esta época incluyeron materiales tan cotidianos como cordeles, papel, cartón, arena, muelles, hojalata o pegamento.

En 1924, su escultura Guitarra, formada con diferentes planos de cartones y cuerdas, marcó el final de una era, cuando el impacto del surrealismo en Picasso lo llevó a otros trabajos.

Entre 1928 y 1934, modeló una serie de construcciones de hierro soldado, cruciales para el futuro de la escultura moderna, fruto de su colaboración con su amigo de juventud y escultor Julio González. Así, el artista se dedicó intensamente al modelado en yeso, concibiendo figuras curvilíneas y sensuales en las que narices, cuellos, bocas, ojos y pechos se conjugaban para recrear la carnalidad del ser humano.

La exposición pretende rememorar a la figura de Picasso en el 50 aniversario de su fallecimiento, que tanto el gobierno de Francia como el de España han acordado trabajar conjuntamente en un programa internacional para celebrar la obra del genial artista.

Permanecerá en Málaga hasta el 10 de septiembre; de ahí se llevará al Museo Guggenheim de Bilbao.