Opinión
Ver día anteriorLunes 24 de abril de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Tumbando caña

Popo Sánchez, merecido homenaje

L

a Universidad Veracruzana (UV) brindó el 29 de marzo merecido homenaje al maestro Rodolfo Popo Sánchez por su trayectoria musical y contribución al prestigio artístico de esa casa de estudios logrado con la Orquesta Universitaria de Música Popular (OUMP), la cual dirigió con acierto durante 11 años.

Fue una noche especial. La sala Emilio Carballido, del teatro del estado Ignacio de la Llave, de la ciudad de Xalapa, lució repleta; en las primeras filas autoridades de la principal casa de estudios de Veracruz, encabezadas por el rector Martín Aguilar Sánchez, formalizaron el acto en el que Popo Sánchez, originario de Uruapan, Michoacán, tomó la batuta para dirigir de nuevo a su orquesta, con la que recreó parte de su obra, entre la que destaca su planteamiento de arreglos orquestales de gran formato a la música tradicional mexicana.

Una charla a propósito de ese homenaje, el rencuentro con su orquesta y el jazz, su pasión, se dio después de esa noche, en la que el reconocimiento también lo fue del público asistente que le aplaudió y ovacionó en todo momento.

A mí no me gustan los homenajes porque, como me dijera alguna vez Armando Manzanero, luego la gente se muere, comenzó por decirnos Popo Sánchez sonriendo, mientras desayunábamos en un céntrico hotel de la capital veracruzana.

La verdad es que, para mí, fue muy emocionante, ya que la Universidad Veracruzana es una institución muy significativa en mi vida profesional; gracias a ella he vivido grandes emociones y satisfacciones (...). La UV es el parteaguas en mi carrera. Siempre estaré agradecido por las atenciones que he recibido en los momentos más difíciles de mi vida, y dirigir a la OUMP es una muestra del apoyo y la confianza que me han dispensado, destacó.

Popo Sánchez reside en Xalapa con su esposa, Teresita, desde hace 15 años. Aquí, contó, ha encontrado estabilidad y una buena forma de vivir.

Llegué en 97 a dirigir la orquesta, en la que estuve 11 años ininterrumpidos, y he recibido el mejor trato tanto de las autoridades universitarias como de los gobernadores de la entidad. Antes de eso tuve la opción de quedarme en Marruecos, invitado por el rey Hasán II para organizar su orquesta, pero ya tenía el ofrecimiento de aquí y decidí por Veracruz.

Antes de él, la orquesta la dirigía su fundador Mateo Oliva, quien la dejó por motivos de salud y tras un interinato eligieron a Popo Sánchez. El maestro Oliva, quien fue primer trompeta de la Orquesta Sinfónica de Xalapa, la dotó de dos características: versatilidad y alto nivel artístico. Bajo su dirección se recreaba lo mismo música de concierto ligera, zarzuela, ópera, tango y mambos. Popo la recibió en excelentes condiciones y continuó con la propuesta de Oliva, pero con arreglos más atrevidos, incorporando ciertos toquecitos de jazz.

A mí siempre me ha jalado el concepto jazz. Toda mi vida ha sido esa música, no puedo prescindir de esa influencia. Y así la empecé a escribir a la OUMP y me funcionó muy bien, porque sus integrantes, alrededor de 53, son músicos muy receptivos.

Los músicos de la orquesta captaron desde un principio esa idea y se dio un ambiente muy bonito para hacer música, precisó Popo.

“Ellos lo tomaron como algo novedoso y no me costó tanto trabajo hacerles sentir el concepto de interpretación. Los músicos de la orquesta tienen una formación académica en la que se impone el criterio de lo clásico. Éste se ejecuta de una forma y en el jazz es diferente. El mundo de lo clásico es más rígido, más estricto, más apegado a los libros, a los métodos. El jazz es más libre.

El jazz

Siempre me ha gustado la libertad que permite el jazz. Para mí, esa música es la posibilidad de expresar mis ideas, mis emociones, sin trabas... y eso no lo cambio por nada.

Añadió: “Imagínate el privilegio de poder expresarse con toda libertad a través de un instrumento. Para mí, el mundo cambia cuando tengo el saxofón en mis manos y no me preocupa tanto el virtuosismo, sino expresar mi sentimiento, es lo que más me atrae inconscientemente.

“A los 11 años empecé a tocar el saxofón en la orquesta de mi pueblo, Uruapan. Allá permanecí tres años hasta que decidí probar fortuna en la Ciudad de México. Llegué a los 15 años a tocar en centros nocturnos y salones de baile con grandes orquestas del momento.

“No se me olvida una noche que entré a La Rua, un bar que estaba en la avenida Juárez, frente a Bellas Artes, y vi en el escenario a Mario Patrón, quien ejecutaba el piano; a Héctor Hallal El Árabe, en el saxofón; Chucho Hernández, en el bajo, y en la batería Richard Lemus. Quedé impresionado, era la primera vez que presenciaba el jazz en vivo, y me dije ‘quiero eso, voy a estudiar, tengo que llegar a eso”, precisó.

El jazz no tiene límites en cuanto a tiempo de estudio. Veo a grandes jazzistas todo el tiempo buscar nuevos sonidos, intentando cosas diferentes. Eso es lo que implica el jazz, te enamoras más del instrumento y empiezas a explorar y explorar y nunca terminas. Yo, a esta altura de mi vida, sigo buscando ese sonido que me motive a más.

(Continuará)