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Infancia y sociedad

Educación por el futuro

T

odos los animales somos parientes. Sin embargo, mientras la inteligencia animal está definida por el equipaje y la programación instintivos, la inteligencia humana depende del aprendizaje, la conciencia y la educación. Hoy para sobrevivir la humanidad necesita, más que nunca, tener conocimientos y pensamientos complejos, así como desarrollar inteligencias colectivas.

Ya hace tiempo que el científico y escritor Isaac Asimov señaló: Existe un culto a la ignorancia; la presión del antintelectualismo ha ido abriéndose paso a través de nuestra vida política y cultural, alimentando la falsa noción de que la democracia significa que mi ignorancia es tan válida como tu conocimiento. Esta es una de las alertas más importantes junto con las que se refieren a los glaciares que se están derritiendo, la capa de ozono que se está destruyendo y la estimación de que un millón de los 9 millones de especies animales del planeta están en peligro de extinción.

Al mismo tiempo hay que tomar en cuenta que de 8 mil millones de habitantes humanos en el planeta, 2 mil millones están amenazados por el hambre, mientras que 40 por ciento de la población mundial no tiene acceso a la educación. Por ello, los líderes mundiales deben ya replantear prioridades y objetivos inmediatos para que la especie humana pueda sobrevivir.

Sin duda es muy urgente frenar el crecimiento de la población; cuidar, proteger y alimentar a los cachorros humanos: asegurar su nutrición, su salud y su educación. Pues vamos todos en el mismo barco, y aunque las mayorías sufran más, y aunque más peligre su sobrevivencia, tarde o temprano todos pagaremos los errores de no tener capacidad de pensar más que en el corto plazo y sólo en función de capitales y dominio geopolítico.

Cada país debe tener como prioridad cuidar y educar a su infancia. Niños bien alimentados pueden crecer sanos, reproducirse en forma culta y aprender a pensar y a inventar nuevas formas inteligentes de vivir y de reconocerse como parte de una especie en peligro de extinción.

Escuchemos con atención las preguntas de los niños, estimulemos su curiosidad y su capacidad para investigar. Si no salvamos a los niños, que tengan al menos las herramientas científicas y éticas para que salvar su planeta.

Abracen muy fuerte a sus hijos, todos los días.