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El mundo de la basura / III
Los centros de reciclaje, buena oportunidad para obtener ingreso adicional

Para todo tipo de desechos hay mercado, afirman los propietarios

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▲ En la cadena de la recolección de residuos, una parte importante son los negocios de reciclaje, cuyos dueños aseguran que el trabajo más laborioso es desmantelar televisores, licuadoras, ventiladores y hasta celulares para obtener algo reutilizable.Foto Luis Castillo
 
Periódico La Jornada
Viernes 21 de abril de 2023, p. 5

En barrios populares y pueblos de la periferia de la Ciudad de México es cada vez más común observar dentro del paisaje urbano centros de reciclaje como opción laboral y de ingresos adicionales para las familias de escasos recursos.

Unos letreros en cartulinas de colores con los precios de los productos que compran (a seis pesos el kilo de fierro, a ocho el de PET y a 25 las latas de aluminio) dan paso a un almacén de cachivaches a cielo abierto en la calle Cuauhtémoc de Santiago Tepalcatlalpan, en la alcaldía Xochimilco, donde dos recicladoras, una frente a la otra, se disputan los desechos sólidos del poblado y de las comunidades aledañas.

En todo tipo de vehículos, desde camionetas, carretillas o carretones, las familias llegan a vender metales, plástico, cartón y vidrio, que se van acumulando en los patios de los centros de reciclaje hasta integrar montañas de costales con PET, que colman los techos de las casas, y pilas de chácharas, tubos, alambres, llantas, aparatos electrónicos y electrodomésticos, que después son desmantelados.

El material más cotizado y por ende el más difícil de conseguir es el cobre, que se adquiere entre 130 y 140 pesos por kilo –según su calidad–, mientras entre los baratos se encuentran el vidrio, a 50 centavos el kilo, y el cartón, a 60 centavos.

Rosa María Miranda, de la recicladora Xochitepec, que presume ser la de mejor precio y peso de la zona, indicó que las tarifas pueden variar de un día a otro, dependiendo de la oferta y la demanda. En los mejores tiempos el cartón llega a cotizarse hasta en 5 pesos el kilo.

Junto con su hermano Alejandro decidió hace tres años, en el predio de Cuauhtémoc 22, abrir el negocio familiar cuyos secretos han ido aprendiendo poco a poco con el paso del tiempo. Ahora vemos la basura como una oportunidad para tener ingresos, refiere, al señalar que para todo tipo de desechos hay mercado.

Tenemos ubicados a los compradores: para los fierros hay empresas grandes aquí en la ciudad o en el estado de México, que se dedican a fundir la chatarra, y pasa lo mismo con el cartón, que lo llevamos a una empacadora, y de todo sale un producto nuevo.

Su hermano Alejandro cuenta que el trabajo más laborioso es desmantelar lo que llaman chácharas, aparatos viejos como televisores, licuadoras, ventiladores y bombas de agua hasta celulares, de los cuales extraen mínimas cantidades de oro. Todas las chácharas traen metales como cobre o aluminio, y aprovechamos todo, el enchufe o los motorcitos: a todos les sacamos algo.

En cuanto al cobre, explicó que se conoce como de primera al que es de color dorado y sale intacto de un cable; si tiene tonalidad café y está quemado es de segunda, y disminuye su precio. Todo lo que es tubería de cobre y lo que sale de los motores es de segunda, detalló.

Recordó que entre las chácharas más extrañas que les han ido a vender se encuentran las partes de un avión, que se las ofrecieron como aluminio. Un señor venía en su carretón contentísimo, pero preguntamos a los que nos compran y nos dijeron que esas piezas está prohibido venderlas, refirió.

Explicó que también está prohibido comprar carrocerías, así como el mobiliario urbano como coladeras, lámparas o cable de alta tensión. Sí hay gente que los trata de vender donde sea, pero aquí no recibimos, dijo. Nunca les han realizado alguna inspección, agregó, pero para qué meterse en problemas habiendo tantas chácharas.