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Von Roehrich y la debacle panista
E

l ex delegado de Benito Juárez Christian von Roehrich (2015-2018) fue detenido ayer cuando intentaba entrar a Estados Unidos desde Reynosa, Tamaulipas. Autoridades de ese país lo deportaron y personal de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ) se trasladó a la urbe fronteriza para ejecutar la orden de aprehensión en su contra por su presunta participación en los delitos de uso ilegal de atribuciones y facultades cometidos por servidores públicos, así como asociación delictuosa.

Los cargos se relacionan con el esquema criminal denominado cártel inmobiliario, en el que funcionarios de la hoy alcaldía que el Partido Acción Nacional ha gobernado de manera ininterrumpida desde 2000 se habrían hecho de cientos de propiedades a cambio de otorgar permisos de construcción, en algunos casos, en flagrante violación de los reglamentos en la materia. Es notable que el arresto de quien coordinó a los diputados panistas en el Congreso capitalino hasta diciembre pasado, cuando se dio a la fuga, se produzca apenas dos días después de que la FGJ divulgó el testimonio de un empresario que relata el modus operandi de Von Roehrich, sus cómplices y subalternos en el caso del complejo de departamentos City Towers Green & Black, originalmente diseñado con 752 unidades, pero que se amplió hasta 808 de manera irregular.

Según el hombre de negocios, convertido en testigo protegido de la fiscalía, el gobernante blanquiazul usaba múltiples estrategias para enriquecerse mediante su poder político: sobornos en efectivo, entrega de departamentos y exigencia de realizar trabajos no pagados, que después él facturaba a la delegación a través de empresas fantasmas. Las investigaciones de la FGJ han puesto al descubierto que estos métodos fueron empleados a lo largo de varias administraciones de la Benito Juárez, y no existe ningún elemento para suponer que hayan cesado en la actualidad.

El enriquecimiento ilícito en el mayor bastión del panismo es tan escandaloso que un solo funcionario, Luis Vizcaíno Carmona, ex director Jurídico y de Gobierno, tiene 39 departamentos y un edificio a su nombre en la demarcación, además de ser copropietario de otros inmuebles. La escala de esta corrupción ha quedado dolorosamente clara para cientos de personas que adquirieron viviendas sin saber que se encontraban al margen de la ley por no cumplir con las disposiciones vigentes, por lo que su propiedad se ubica en un limbo jurídico. También son víctimas de la codicia de estos personajes los colonos que sufrieron desalojos ilegales y en ocasiones violentos llevados a cabo por la fuerza pública local para favorecer a empresas constructoras.

En este contexto, el arresto del prominente panista es un triunfo indiscutible en la lucha contra la corrupción y la impunidad, que envía una fuerte señal a quienes ven en el ejercicio de la función pública una fuente de enriquecimiento personal. Cabe esperar que el proceso contra el ex jefe delegacional y los seis ex empleados públicos que ya fueron vinculados a proceso continúe con apego a derecho a fin de establecer o deslindar responsabilidades y, si es el caso, establecer sanciones.

Sin importar el resultado del proceso judicial, la imagen de Von Roehrich en su fallido escape, con un aspecto radicalmente distinto al que ostentó en su larga trayectoria como funcionario, legislador y líder partidista, ya se convirtió en la ilustración más cabal de los niveles de podredumbre alcanzados por el panismo en años recientes. En un sentido más amplio, los frustrados esfuerzos de este personaje para evadir la acción de la justicia retratan la bancarrota moral de la derecha mexicana, hundida en la corrupción y reacia a emprender una autocrítica que le permita presentarse como opción de futuro ante la ciudadanía.