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Un mural mexicano recibirá a los pasajeros del aeropuerto más importante de Israel

La obra del pintor Julio Carrasco Bretón será develada el 22 de junio en la base ubicada en Tel Aviv

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▲ El mural Am Yisrael chai es un encargo del empresario Isaac Assa Farca.Foto Gina Aréchiga
 
Periódico La Jornada
Domingo 9 de abril de 2023, p. 9

Un mural de 220 metros cuadrados, obra del artista mexicano Julio Carrasco Bretón, será develado el 22 de junio en el Aeropuerto Internacional Ben Gurion, el más grande e importante de Israel, ubicado en Tel Aviv, como parte de las celebraciones por el 75 aniversario del Estado israelí, en una ceremonia a la que se prevé la asistencia del presidente de ese país, Isaac Herzog.

Así lo dio a conocer como primicia a La Jornada el propio pintor y poeta (Ciudad de México, 1950), quien ultima detalles de esa obra en una bodega de la capital mexicana con miras a enviarla en unos días a aquella nación, para su emplazamiento.

Con cinco metros de alto por 44 de ancho, el mural lleva por nombre Am Yisrael chai (Israel está presente). En él se condensan de manera lineal los 4 mil años de ese pueblo, desde una perspectiva épica e histórica.

Se narra una épica, pero también el pensamiento inicial, toda la epopeya de la diáspora milenaria, esos éxodos que ha tenido el pueblo israelí y la cascada de represiones que ha sufrido desde la época de los faraones egipcios y el imperio romano hasta llegar al Holocausto. En-globa una amplia serie de elementos y rituales de esa cultura, así como la forma en que los han preservado para configurar con ellos su identidad, explica Julio Carrasco.

Es un relato lineal en términos cronológicos, lo cual implicó un reto, ya que desde la perspectiva de la teoría de la composición debe tener descansos visuales, además de fluidez, ritmo, movimiento; que no sea algo rígido, acartonado. Tampoco panfletario ni tendencioso. Como muralista, uno debe ser un buen historiador: narrar la historia como fue, sin omitir. Es, entonces, una narrativa de esa épica hasta que logra conformarse el Estado de Israel.

Detalla que en la obra aparecen 57 personajes del pueblo judío de todos los ámbitos y sectores, entre ellos el propio Ben Gurion, Ana Frank, Albert Einstein y Shimon Peres, así como un guiño a México, al plasmar en una parte del mural la bandera de nuestro país.

Esta pieza fue un encargo del empresario Isaac Assa Farca, de la comunidad judía en México, como un obsequio al pueblo de Israel, comenta el pintor, quien considera muy halagador y significativo que lo hayan escogido para esa tarea, pues no nació en Israel, ni es judío; incluso, se asume agnóstico, aunque aclara que es muy respetuoso de todas las corrientes de pensamiento con una dirección mística.

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▲ El artista.Foto Gina Aréchiga

Fue un gran desafío, no sólo por el lugar donde va a estar colocado, sino porque no hay en Israel un mural de esa naturaleza, que hable del judaísmo de forma completa. No fue fácil tejer una historia de 4 mil años de antigüedad que tuviera fluidez y plasmarla con elementos figurativos en un lenguaje iconográfico, sostiene en entrevista.

Uno de los aspectos que el artista considera crucial para la encomienda de este trabajo fue la técnica que empleó, la cual es de su invención: la isoplástica de Carrasco, denominada así en homenaje a su padre, Julio Carrasco Rojo. Ésta consiste, grosso modo, en una lámina realizada en fibra de vidrio y mármol pulverizado que no se craquela y puede ser enrollable para su fácil transportación.

Tras asegurar que tuvo plena libertad en su trabajo, sin ninguna prohibición ni censura, el pintor destaca a éste como un mural totalmente mexicano, no sólo porque para su realización contó con la asistencia de los pintores nacionales Natalia Martínez, los hermanos Juan Manuel y Javier Martínez Caltenco, José Luis Rueda, Ana María Vera y Joel Islas, así como Daniela Assa, como auxiliar. También por los insumos y materiales empleados.

Está pintado con colores de México, con pigmentos minerales mezclados con acrílico, y cubierto con un sellador de una compañía mexicana, aquella que comenzó José L. Gutiérrez cuando se puso un laboratorio en el Instituto Politécnico Nacional, donde Siqueiros hacía pruebas. Finalmente, apliqué una capa de resina poliéster que lo protege de los rayos solares en un 98 por ciento, barniz utilizado en los barcos y aviones.

Para Julio Carrasco, la gran satisfacción de hacer este mural –el número 72 en su haber, varios de los cuales se encuentran en Europa, África y Latinoamérica– es que un artista mexicano contribuya a la identidad de otros pueblos, en este caso el israelí, porque pinto para los pueblos, no para las gobiernos. Los gobiernos perecen, los pueblos persisten.