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El maestro Gamaliel y su fe en los niños
M

e gusta trabajar por mi cuenta con los niños en las escuelas de comunidades rurales, asegura el joven maestro Gamaliel Valle Hamburgo, oriundo de Baja California Sur y autor de 27 libros, dos de ellos infantiles.

Desde hace más de 10 años, el maestro Gamaliel Valle trabaja en las comunidades. Su personalidad fuerte, franca, vital da testimonio de su capacidad de entrega. Al escucharlo pienso: Hombres como Gamaliel son quienes salvan a México.

“Nuestra capital es La Paz, y vivo en una comunidad que tiene cinco municipios muy alejados unos de otros. Para ellos sólo hay un instituto, el Sudcaliforniano de Cultura. Los municipios nada más cuentan con un recurso menor que proviene de la Ciudad de México, y tanto los fondos como las noticias nos llegan retrasados; todo se lo come el Sudcaliforniano de Cultura.

“Hubo un acierto muy grande del gobernador Víctor Manuel Castro, porque puso de subdirector de Cultura al maestro José Ángel García Borrego, quien tiene toda una vida de experiencia. El gobernador Castro nombró al profe Borrego, que escucha, sabe aprender y tiene esa apertura para decir lo que se puede hacer. Si fuera el director, el inhóspito estado de Baja California Sur atendería a todos los municipios.”

–Maestro, ¿a cuántos niños enseña?

–En cada municipio tenemos escuelas primarias y secundarias y grupos de 25 a 30 niños. Mi escuela tiene seis grupos. Lo máximo que me ha tocado atender es a mil 500 niños en dos meses. Vienen de Mulegé, Loreto, Comondú, La Paz y Todos Santos. Lo grandioso es que al ir de una escuela a otra, se da uno cuenta de cómo hay niños que tienen el don natural de la lectura, la escritura, la investigación, y se fascinan por el saber. Es impresionante el talento que hay en Baja California Sur y las ansias de conocimiento de quienes acuden a la escuela. Entre los niños puede surgir un próximo gran científico o un artista o escritor, y no quiero que se pierda un solo niño de estas comunidades aisladas.

–Gamaliel, comparto su fe en la inteligencia de los niños y su ardiente deseo de salir adelante. Recuerdo haber ido a escuelas de Morelos y Guerrero y escuchar a un niño decir: Yo estoy escribiendo algo y espero que un día alguien pueda leerlo. Hay mucho talento en los niños menos afortunados .

–Exacto, Elena. Estas visitas a las escuelas se hacen sin ayuda de institución alguna, sino con el apoyo de los padres de familia y los directivos de escuelas que buscan que sus alumnos se manifiesten. Provienen de comunidades que se encuentran a 20 o 30 kilómetros de cualquier pueblo principal y esto sucede en toda Baja California.

Hemos atendido a más de 12 mil niños y logrado que se aficionen a la lectura. Puedo mostrarle unas fotos. Éste niño es Pedro Eduardo Sánchez; mírelo bien para que divulgue los esfuerzos que hacemos para aficionar a niños y jóvenes a la lectura.

Sólo hay una librería en Baja California Sur

–¿Usted mismo, maestro, escribe para niños?

–Tengo dos libros, uno es Luis y el fantasma de los anteojos, que lanzó el gobierno de Baja California Sur con el Instituto Sudcaliforniano de Cultura en 2015. Obtuvo la mención honorífica del Premio Libro-Álbum Ilustrado. El otro se titula Yahir y el misterio nocturno.

Luis y el fantasma de los anteojos surgió porque mi sobrinito de cinco años quería leer, pero regresamos a lo mismo: sólo hay una librería en el estado y está en La Paz. De ese libro imprimimos mil ejemplares que se distribuyeron en todo el estado.

En la Ciudad de México, libros como el mío forman parte de paquetes para las salas de lectura. Hay muchas salas de lectura en la capital, pero las de Baja California Sur se instalan en casas particulares; además de los clubs de lectura se dan conferencias muy de vez en cuando. El gobierno del estado entrega los libros para montar nuestros clubes y nos los pasamos entre todos.

–¿Son gratis?

–Sí, muchas veces el mismo gobierno regala los libros que publica, entre ellos el mío y otro de Lluvia Walkinshaw, que escribió Mi abuelo es un vampiro, entre otros, como La odisea de una pequeña semillita, de Andrea Gaume. Esos libros son muy buscados por los niños por su buena calidad, y su tiraje ha sido muy alto. Es fácil conseguirlos.

“El tiraje es de 5 mil ejemplares. También Raúl Cota, poeta que recién falleció a los 85 años y es muy apreciado. Puedo mencionar que leer a Juan Pablo Rochín Sánchez es un agasajo para quienes gustan de la poesía.

“Es muy importante que en el centro de México se conozcan estos autores, que los capitalinos sepan que en un estado tan lejano se hacen cuentos y novelas. Baja California Sur tiene autores como Juan Pablo Rochín Sánchez, Raúl Cota y su hijo Raúl Cota Álvarez, que escriben con mucha pasión por las letras. Si nos vamos a lo infantil, la excelente Andrea Gaume deslumbró con su La odisea de una pequeña semillita, que enseña cómo nace, florece y finalmente muere. Esa historia ha tenido muchos seguidores. Leonardo Reyes Silva tiene más de 50 libros de temas diversos.

“Nuestros autores hablan de la California antigua y abren las últimas bisagras de su historia con la llegada de los estadunidenses que hicieron crecer a Cabo San Lucas, así como los turistas de Loreto. La Secretaría de Cultura y el Fondo de Cultura Económica nos dieron apoyo constante cuando nuestro director era el poeta Christofer Amador Cervantes, quien creó el Fomento Editorial de 2007 a 2015, con Juan Cuauhtémoc Murillo.

Antes, nuestros autores eran marginados y sus obras estaban guardadas en un cajón, pero el apoyo del centro ha cambiado nuestra situación.