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Ver día anteriorJueves 30 de marzo de 2023Ver día siguienteEdiciones anteriores
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¿Crisis bancaria?
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as dificultades bancarias continúan. Lo que empezó como un problema localizado en dos bancos pequeños en Estados Unidos, con clientelas específicas, se ha extendido a otros bancos europeos con características muy diferentes. Un asunto interesante es que las corridas de los cuentahabientes, dadas las plataformas con las que se operan todos los movimientos bancarios, han ocurrido en instantes, desfondando literalmente a los bancos.

Además, las instituciones estadunidenses atendían mayoritariamente empresas tecnológicas con cuentas grandes, de modo que con pocas transacciones se agotaron los fondos.

Aunque es evidente que hay problemas, también lo es que estos nuevos problemas son muy diferentes de los que se vivieron hace 15 años. El estallido de la burbuja hipotecaria subprime en 2007 fue provocado por la operación de un sector financiero conocido como banca en la sombra, que funcionaba creando y vendiendo valores financieros que representaban hipotecas, muchas de ellas de mala calidad, pero completamente al margen de la regulación. Valores que se sustentaban en instrumentos financieros –las hipotecas–, se titulizaron vendiéndose y revendiéndose miles de veces. Estas prácticas ya no pueden realizarse porque normativamente fueron prohibidas.

Lo que ahora está ocurriendo tiene que ver con el cambio de postura monetaria de los bancos centrales, particularmente de la Reserva Federal (Fed). Durante varios años, las tasas de interés a corto plazo se mantuvieron en su límite inferior de prácticamente cero. Las tasas de interés a largo plazo, en cambio, mantuvieron rendimientos reales positivos. Para aprovechar este diferencial, los bancos invertían los depósitos de sus cuentahabientes a la vista, a los que pagaban tasas reales negativas, en instrumentos a largo plazo por las que recibían tasas de 3-4 por ciento.

Al cambiar la postura monetaria del banco central, los depósitos a la vista o a plazos muy cortos se remuneran ahora a tasas de 3-4 por ciento, es decir, cambió la curva de rendimientos, complicando esas operaciones riesgosas que realizaban los bancos para ampliar su ganancia.

Se trata de circunstancias bancarias completamente diferentes. Por eso en perspectiva no parece haber un riego sistémico. Lo que ha acelerado dificultades particulares es la velocidad con la que se transmiten expectativas pesimistas y la rapidez para mover los fondos. Frente a estos problemas, los reguladores de la Fed han actuado cubriendo a los ahorradores, al tiempo que permitieron que quebraran los accionistas. Además, en la última reunión de los gobernadores de la Fed decidieron elevar las tasas de interés 0.25 puntos porcentuales, continuando su cruzada contra la inflación.

Por su parte, ante expectativas negativas en sus bancos, los ahorradores llevaron sus recursos a otros más grandes, bajo la noción de que un banco grande no puede fallar. En realidad, comoLehman Brothers mostró, los bancos muy grandes también pueden fallar. No es el caso en este momento. Sin embargo, lo cierto es que estas complicaciones bancarias están deteniendo flujos crediticios que, dada la decisión monetaria de elevar las tasas de referencia, ya se habían aletargado.

Desde este punto de vista, la posibilidad de un momento recesivo en la economía estadunidense ha crecido, ya que el crédito se ha suspendido.

De nuevo, los que deciden la política monetaria en diversos lugares del mundo han actuado poniendo en primer lugar la contención de la inflación, descuidando las condiciones de sus sistemas financieros. Se han olvidado, además, que el cierre del crédito pudiera generar que el crecimiento de los precios se redujera por la contracción de la demanda.

De este modo, las dificultades que la situación global presentaba y que la economía estadunidense estaba enfrentando bien, se han complicado con esta situación bancaria haciendo que el riesgo recesivo se eleve, riesgo que ha llevado a que en el Banco Mundial se hable de una década perdida de la economía global en la que a la tragedia de la pandemia con sus variadas consecuencias, se ha sumado el conflicto en Ucrania que sigue alargándose y ahora se suman estos problemas bancarios.

La dinámica económica se ha afectado, pero también la capacidad potencial de crecimiento, de modo que se presagian tiempos malos. Frente a ellos, parece obligado reivindicar la cooperación global para detener la especulación financiera, en el marco de proyectos que involucren diversos países para reforzar sus capacidades de crecimiento. Crecimiento que, además, debe ser incluyente y equitativo.