Hace varios años ya, Ignacio Córdoba asumió que para lograr ser cineasta tendría que recorrer un largo trayecto. A sus 30 años se ha desempeñado como actor, guionista, editor, director de doblaje, y finalmente, el año pasado logró dirigir Tarja, su primer cortometraje. “Yo soy de Neza, mi madre es indígena; entonces sí está cabrón, pero se puede. Es un camino muy difícil, pero estoy arriba emocionalmente creyendo que se puede”, señaló en entrevista.

Tarja, escrita, editada y dirigida por él, continúa y profundiza sobre su interés en el género. Quería hacer algo que se pudiera entender en todo el mundo. El cortometraje no tiene audio, todo es un chiste contado con la cámara, explicó. Para narrar su idea, aprovechó los recursos del lenguaje cinematográfico con la intención de trazar una situación que descolocara al espectador.

El protagonista es un ser fantasmal, o de otra dimensión, que se enfrenta a la tarea cotidiana de lavar los trastes como forma irónica de retratar un destino ineludible para la gran mayoría. Quería reflejar un poquito eso, y este ser es el pretexto visual de poder narrar algo así, contó, justo jugar con la comedia; por eso comienza como si fuera un corto de terror. Todo lo que está en los primeros segundos es para que la gente crea que se va a llevar un buen susto, y no pasa. Es más un gran chiste que quería contar, explicó.

Con la experiencia que ha acumulado participando, escribiendo y dirigiendo sketches de humor para Internet, además de haber trabajado de asistente, becario o aprendiz en canales de televisión, radio y otros medios, Córdoba ha desarrollado una idea compleja sobre lo que entiende como humor. “El resto de las cosas me han permitido llegar a eso. Antes de un stand-up, por ejemplo, me pongo a escribir chistes que sé que van a funcionar frente a un público, y están bien pensados y tengo que estructurarlos y razonar por qué son graciosos. No es nomás subirte a un escenario y ver qué sale; lo mismo en Internet”.

A su experiencia profesional también le ha sumado diferentes influencias. Para su próximo proyecto fílmico, se ha documentado con poesía de autores como Gabriela Mistral y Walt Whitman, no con el fin de citarlos sino de nutrir su construcción. Sí me gustaría que resuene algo importante, que tenga algo que decir. No de forma textual, se trata de lo que los personajes interioricen un sentir, eso es filmar, es transmitir emociones. Entonces, quiero hacer cine, me gusta mucho porque es una forma en la que puedo trabajar con toda la gente que amo; es un gran barco, destacó.

No es monedita de oro

Córdoba admite que sus trabajos y la plataforma virtual que ha usado también lo limitan al tiempo que le dan ventajas. “Sé que lo que subo puede no ser de la gracia de muchas personas porque es contenido exprés. Estoy haciendo hot-dogs en este momento, pero sé preparar un buen platillo”, ejemplifica.

Aunque Tarja logró llegar a encuentros de cine como Shorts, Mórbido, Espanto, Tepotzotlán o los Zombie Awards, Córdoba también planea que su corto llegue a salas de cine y principalmente a la red. “Me interesa mucho que se vea. Esto se hace para que alguien más, otro loquito como yo, lo vea y diga: ‘sí se puede’”, asienta.

Mejor conocido como Ese Nacho Man en las redes sociales, donde ha alcanzado cifras de varios miles de seguidores, Córdoba mantiene una relación agridulce con su faceta de influencer. Sí entiendo ese estigma y lo abrazo, porque es una parte importante de mí. Internet debe ser un gimnasio, y quizá no siempre puedes practicar tomas, iluminaciones, ni actuaciones; pero sí practicar ideas, intenciones, gesticulaciones, muchas cosas, indicó.

Pese a su reticencia, también es consciente de las condiciones que le tocó vivir a su generación. Somos como locos gritando a la espera de que alguien les responda, que esperan que no sólo sea su propia voz, y eso es para mí es Internet, detalló. No obstante, también han sido muchas las satisfacciones que ha recibido de su trabajo en medios digitales.

Si bien sus intenciones todavía requieren mucho trabajo para concretarse, no ha dejado de orientar sus esfuerzos hacia el género narrativo que más le llama la atención desarrollar, la comedia. Me gusta mucho. Hace tiempo entendí que es una gran trinchera, que no necesariamente tiene que ser algo banal, es como un ejercicio mental, es un ajedrez mental muy bonito, detalló.