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Pierde en su debut en el abierto CDMX

Demasiada presión: Rodrigo Pacheco
 
Periódico La Jornada
Martes 28 de marzo de 2023, p. 3

Rodrigo Pacheco apenas es un adolescente de 17 años, pero busca escalar a la categoría estelar en el tenis profesional. Mientras sus contemporáneos suelen sufrir por exámenes escolares, el yucateco ya ha ganado 11 torneos ITF como juvenil y debutó ayer en el Abierto de la Ciudad de México en el Deportivo Chapultepec. Es la esperanza para nuestro país en una disciplina en la que los referentes son escasos.

El joven cayó ante el australiano James Duckworth en una hora por 6-2 y 7-5. Tardó en meterse al partido, quizás por los nervios o la ex-periencia del rival, quien con 31 años es 112 del ranking, mientras el mexicano ocupa la posición mil 433.

Duckworth dominó el primer set con servicio impecable. Fue evidente la cancha que ha recorrido este jugador, incluso hasta en el volumen físico, musculoso y explosivo en el juego. Un contraste ante la espigada figura del mexicano, con 1.91 de estatura, y cuyo cuerpo está en desarrollo. A pesar de la diferencia, Pacheco dio batalla en el segundo set, consiguiendo puntos a medida que ganaba confianza. Pero al final, había algo que pesó para que el australiano se llevara la victoria.

No sé qué me pasó, dijo Pacheco al final del duelo y con visible molestia; es demasiada presión, sobre todo aquí en la Ciudad de México, por este lugar y la altura a la que estamos. La verdad que no sé qué me pasó, pero no me salieron mis saques. Estoy un poco molesto.

El tenis, se dice, no es territorio amable para los mexicanos. Sobresalir en esta disciplina cuyas raíces en estos lares se remontan a finales del siglo 19, resulta una verdadera hazaña, como revela la breve nómina histórica de jugadores que atravesaron la barrera de los mejores cien.

A pesar de eso, existió Rafael Pelón Osuna, mexicano que ganó torneos de Grand Slam en la década de los 70 y llegó a ser número uno. Ese tenista que siempre estuvo en el terreno deportivo, dispuesto a ganar pero aceptando el riesgo de perder, como escribió el jalisciense Juan José Arreola, autor que hubiera cambiado con gusto el prestigio literario por el éxito en las canchas de arcilla.

Es un deporte difícil no sólo para los mexicanos, sino para todos los que quieren competir, porque sólo existe una liga y es verdaderamente competida, relata Adhemar Rodríguez, director del Abierto de la Ciudad de México.

Pero si no perteneces a los me-jores cien de la clasificación es muy difícil vivir del tenis, agrega; es demasiado caro, hay que pagar viajes de todo un equipo, entrenadores; los mejores son más caros, especialistas médicos y de otro tipo, además lesiones. Sin patrocinios y a diferencia de otros deportes, aquí todos los gastos corren por cuenta del jugador, eso lo hace complicado para los tenistas mexicanos.

Es fácil criticar que los tenistas de nuestro país no estén entre los mejores –señala Rodríguez–, aunque algunos, sobre todo en la rama femenil y en dobles, lo han logrado. Pero al buscar la causa resulta inevitable meterse en un callejón sin salida: no hay tenistas mexicanos que hoy sean referentes y, por eso, no hay patrocinadores, y eso impide que las promesas encuentren apoyos para destacar.