Cooperación, no intervencionismo // No es tiempo de políticos hipócritas // Payán, ¿cómo fue posible esta hazaña?
ultitudinaria conmemoración de la expropiación petrolera en la que el presidente Andrés Manuel López Obrador, ante un Zócalo abarrotado, dejó las cosas en claro, por si a estas alturas alguien tenía dudas: Ya no es tiempo de Calderón ni García Luna; ya no es el tiempo de políticos hipócritas; ya no es tiempo de los vínculos turbios entre el gobierno de México y las agencias de Estados Unidos; ya no hay impunidad ni relaciones de complicidad con nadie; podrán amenazarnos o cometer cualquier atropello, pero jamás, ¡jamás!, permitiremos que violen nuestra soberanía y pisoteen la dignidad de nuestra patria!
Ante un Zócalo abarrotado, el mandatario subrayó: cooperación, sí; sometimiento, no; oligarquía no
, y recordó que el general Lázaro Cárdenas no dudó en apoyarse en los de abajo para hacer realidad su transformación
. Por ello, recordó
, a los “políticos republicanos que han propuesto que soldados estadunidenses ingresen a territorio nacional para combatir a los narcotraficantes, que México es un país independiente y libre, no una colonia ni un protectorado de Estados Unidos… la cooperación con el vecino del norte se dará, pero sin sometimiento ni intervencionismo”.
Y como recordar es vivir, ahí está el testimonio de don Jesús Silva Herzog (“México y el vampirismo petrolero”) para documentar de qué se trata y qué está en juego: “se concedían franquicias especiales en materia de impuestos a las petroleras para importación de maquinaria, de exportación de crudo y derivados, de barra y anclaje, etcétera. Obviamente, si se exploraba y perforaba en terrenos de propiedad privada desaparecía la participación de utilidades al gobierno federal y a los estados…. Sobre esas bases se celebraron los contratos en 1906 con Pearson & Sons, luego traspasado a la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, y con la Huasteca Petroleum Company en 1908, heredado en 1922 a la Standard Oil Company de Nueva Jersey. “El presidente de la República (Lázaro Cárdenas) citó el 2 de septiembre de 1937 en su despacho del Palacio Nacional a representantes de las compañías (petroleras extranjeras) y a los peritos, algo así como un careo entre unos y otros. Al comenzar la junta, el gerente de la compañía Mexicana de Petróleo El Águila, un caballero inglés impecablemente vestido, tomó la palabra afirmando, entre otras cosas, que su compañía era mexicana y que no era cierta nuestra afirmación de que era subsidiaria de una entidad extranjera. Llegué muy bien preparado. Saqué de mi portafolio un periódico financiero londinense y leí, traduciendo al español, un informe de la Royal Dutch Shell correspondiente al año de 1928 en el cual se decía: ‘Nuestra subsidiaria, la Compañía Mexicana de Petróleo El Águila, ha obtenido buenas utilidades durante el último ejercicio...’ Se añadía que para evitar el pago de impuestos elevados se decidió dividir las acciones de 10 pesos en una de 4 de El Águila de México y otra de 6 de una nueva compañía El Águila del Canadá. Había otra Águila. The Eagle Shipping Company, a la que El Águila de México vendía sus productos por debajo de los precios del mercado, trasladando de esta manera el pago de impuesto por concepto de utilidades de México al gobierno de su majestad británica. El caballero inglés se puso muy nervioso y quiso interrumpirme. El general Cárdenas lo detuvo diciendo: ‘Deje que termine el señor’. De la confrontación salieron mal parados los representantes de las empresas…”.
Las petroleras extranjeras se negaron a cumplir. Lo suyo era violar la ley, el chanchullo, las ganancias ilícitas y el fraude, en la creencia de que eran intocables. Pero Lázaro Cárdenas les demostró fehacientemente que estaban totalmente equivocados, que no era suficiente las complicidad con políticos hipócritas
para seguir sangrado a México. Ante todo, la soberanía nacional. Y en este tenor, López Obrador subrayó: la soberanía no es un concepto anacrónico ni patriotero. Es el respeto a la independencia y dignidad de los pueblos
.
Las rebanadas del pastel
Se fue el jefe Payán, queridísimo maestro, amigo y compañero de mil batallas; contra viento y marea, junto a combativas periodistas como Carmen Lira y una comunidad jornalera siempre al pie del cañón, sacó adelante el proyecto de La Jornada, y ante las mil y una adversidades muchas veces se preguntó, nos preguntamos, cómo fue posible tal proeza. Toda una hazaña, que sigue en pie y en breve arribará a sus primeros 39 años de existencia. Un fuerte abrazo de despedida, pero nos deja sus enseñanzas y fortaleza combativa. ¡Viva la vida!, gritaría.
Twitter: @cafevega