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85 años de la expropiación

AMLO Llamó al cierre de filas en torno a su movimiento

¡Corrupción y racismo, no; libertad y justicia social, sí!, la arenga en el Zócalo

Reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el gobierno, pidió

Foto
▲ Tres de los aspirantes a suceder al Presidente estuvieron sentados en lugar privilegiado: Adán Augusto López, secretario de Gobernación; Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y el canciller Marcelo Ebrard. Ricardo Monreal sólo pudo llegar al Senado.Foto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Domingo 19 de marzo de 2023, p. 8

Otra vez lo volvió a hacer. Como en sus tiempos de opositor, nuevamente la Plaza de la Constitución estuvo a tope, ahora para celebrar la expropiación petrolera. Esta vez el presidente Andrés Manuel López Obrador apeló al nacionalismo para enardecer a la masa que lo acompañó y arengar al cierre filas en torno a su movimiento rumbo a la sucesión. Desde ahí, con voz enardecida lanzó:

Hoy de nuevo manifestamos, exclamamos a los cuatro vientos: ¡nada de zigzaguear! Sigamos anclados en nuestros principios, reafirmemos la decisión y el rumbo que hemos tomado desde que inició el gobierno. No a las medias tintas, no aceptaremos nunca que en México se imponga una minoría a costa de la humillación y el empobrecimiento de las mayorías.

Al conjuro de la expropiación petrolera, la concentración sabatina en el Zócalo terminó con una suerte de decálogo que resumió casi una declaración de principios. López Obrador, consumado orador que sabe cuándo tocar las fibras sensibles de sus correligionarios, rubricó casi como en una sintonía las proclamas que identifican al movimiento:

–¡Corrupción! –gritó el Presidente.

–¡Noo! –le respondieron a coro.

–¡Racismo!

–¡Noo!

–¡Libertad!

–¡Síííí!

–¡Justicia social!

–¡Síííí!

Continuó una larga seguidilla de exclamaciones (soberanía, igualdad, honestidad, democracia…) con la misma tónica de respaldo o rechazo popular, según fuera la consigna.

Con particular énfasis, el Presidente realizó una síntesis del proyecto que busca preservar en la disputa electoral que despertó la respuesta popular a sus consignas. El encendido acompañamiento coral de la concurrencia rubricó el mitin.

Obsesivo con la historia, López Obrador tenía clara una máxima que identificó con el cardenismo: política es manejo de tiempos, suele resultar esencial y definitorio, sentenció.

Y sí, son ya tiempos electorales y se acerca ya una nueva disputa por la nación.

En la concentración para celebrar el 38 aniversario de la expropiación petrolera, López Obrador no ocultó que tiene la mirada puesta en 2024, para advertir a los suyos de los riesgos de la división con la premisa de que históricamente, la derecha siempre se reagrupa.

En el estrado, el gabinete en pleno aplaudió el discurso presidencial. La insólita sucesión adelantada en este sexenio hizo inevitable que López Obrador aludiera al proceso, con la certeza de que no importa a quién postule el movimiento, hay garantía de continuidad. Estoy convencido de que cualquiera de los aspirantes que resulte triunfador en la encuesta para elegir al candidato de nuestro movimiento aplicará la misma política en favor del pueblo.

Sentados en lugar privilegiado, quienes aspiran a sucederlo respondieron con aplausos: Adán Augusto López, secretario de Gobernación; Claudia Sheinbaum, jefa de Gobierno de la Ciudad de México, y el canciller Marcelo Ebrard avalaron con sus palmas los dichos presidenciales.

Aunque los sentaron juntos por aquello de las murmuraciones, los candidateables parecían incómodos a la luz del hecho de que prácticamente no cruzaron más que el saludo. Sheimbaun optó por las fotografías con las mujeres del gabinete y lanzar abrazos al aire, saludando a los asistentes; Ebrard parecía tomarse un video, y López mejor decidió llegar casi al arranque del acto.

Los tres escucharon claramente la consigna presidencial: Está asegurada la continuidad con cambio. No hay nada que temer. Eso sí, tenemos que mantenernos unidos. Aplausos.

Aunque aún se encuentra en la lista de los aspirantes del movimiento, la presencia del senador Ricardo Monreal en el Zócalo fue un misterio, acicateado por un video a las afueras del Senado (hasta donde llegó), en el que afirmó estar tranquilo con nuestra conciencia del deber cívico y en paz con Dios.

Más allá de las consignas de adhesión coreadas por los obradoristas, la multiplicidad de mantas que enarbolaban los morenistas dejaban de manifiesto claros mensajes, algunos haciendo del lado cualquier expresión de civilidad política.

Al término del encuentro en el Zócalo, la imagen del rostro de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, ardió en el Zócalo capitalino.

Desde temprano, algunos carteles descalificaban su gestión: Ministra corrupta, Piña podrida o Urge una reforma al Poder Judicial.

También había mensajes para el Instituto Nacional Electoral: “Burros. Nadie quiere desaparecer el INE. Lorenzo de Córdova (sic), ya nos tienes hasta la madre”.

Las expresiones en pancartas no sólo se concentraron en la descalificación. En el edificio del Congreso local, una gigantesca manta exaltó la sucesión de decisiones históricas de diversos presidentes: la imagen de Lázaro Cárdenas y la expropiación petrolera, la fotografía de Adolfo López Mateos y la nacionalización de la industria eléctrica y el rostro de López Obrador asociada a la nacionalización del litio.

Entre los asistentes, decenas, centenares, miles reivindicaron la política energética obradorista: la energía no se vende, se defiende.

Al mencionar López Obrador las 32 entidades al inicio de su discurso, quedó claro que Veracruz, Zacatecas y Tabasco, además de la Ciudad de México, aportaron los mayores contingentes que fueron llegando desde varias horas antes, con la pretensión de alcanzar el mejor lugar para ver al mandatario.

Entre la algarabía de algunos grupos musicales llegados desde distintas partes del país, los oaxaqueños se abrieron paso para llegar lo más cerca del Palacio Nacional para interpretar parte de su folclor a López Obrador.

Al término del mitin, aún prevalecía el bullicio en el Zócalo, pero todos saben que el sexenio se enfila ya hacia su última etapa. Aunque falta año y medio, desde ahora ya hay nostálgicos confesos del obradorismo: AMLO: aún no te vas y ya te extraño....