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Cartas encontradas da testimonio de una relación intelectual y de amor por la cultura

Se presentó el libro editado por el FCE // Recopila el intercambio epistolar entre Rosario Castellanos y el traductor Raúl Ortiz y Ortiz

 
Periódico La Jornada
Viernes 17 de marzo de 2023, p. 7

Sólo la muerte interrumpió en 1974 la amistad de la escritora chiapaneca Rosario Castellanos con el ensayista Raúl Ortiz y Ortiz, quien 40 años después dedicó sus últimos esfuerzos para revisar y hacer anotaciones al intercambio epistolar que sostuvo durante los periodos que ella estuvo fuera de México, primero en Estados Unidos y luego en Israel, donde fue sorprendida por un fatal accidente.

Ese periodo llega a su destino con el libro Cartas encontradas (1966-1974), que publica el Fondo de Cultura Económica (FCE).

Acudir a estos textos que hace medio siglo viajaron por el correo abre una parte personal en la que compartieron el conocimiento y la amistad con mucha gente en común desde que fueron catedráticos y funcionarios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); los amigos de ella en Israel se volvieron amigos de él al recibirlos en México, se contaban sus viajes, se recomendaban películas y libros, todo el tiempo están hablando, a pesar de la distancia, con mucha familiaridad, relata en entrevista el poeta y editor Ángel Cuevas, quien fue testigo del tramo final de la novedad editorial al ser colaborador cercano de Raúl Ortiz.

La historia de medio centenar de misivas ocurre en una combinación entre Borges, con una biblioteca en la que entras y te pierdes, a la par de un relato de un crimen a lo Poe. El título previsto para el libro era Cartas robadas, pues las originales de Castellanos habían sido sustraídas de la biblioteca de Ortiz. Por fortuna, él había conservado fotocopias bastantes legibles, a partir de las cuales se hizo la transcripción. Después, su sobrina Claudia Vidal Ortiz se encontró en el desván de su casa con copias de las cartas que él le había escrito, pero sólo del periodo en Israel. Las de Estados Unidos siguen extraviadas.

Raúl Ortiz y Ortiz trabajó por más de tres años en la preparación para la publicación de las cartas; al final, aunque estaba en el hospital, no cesó en su empeño. Me tocó ver eso como su secretario, o como él decía, su amanuense y lector. Estuvimos revisando no sólo la correspondencia, sino la cantidad de fotografías que conservaba de su amiga.

Alcanzó a terminar el libro y el prólogo. Falleció el 27 de enero de 2016, a los 84 años. Tras una serie de impedimentos por más de seis años, finalmente se publicó el libro. Trabajar esto para el maestro Ortiz significó hurgar en su pasado, remover mucho recuerdos gratos, otros tristes, que tenían que ver con la muerte de su entrañable amiga, relata Ángel Cuevas durante la entrevista.

Ella, una de las grandes escritoras mexicanas que cultivó todos los géneros; él, un erudito, ensayista y traductor de Bajo el volcán, de Malcolm Lowry. Se trata de una conversación personal de dos intelectuales de la cultura mexicana, que se conocieron por décadas, unidos por compartir una serie de afinidades en su amor por el teatro, el cine y la literatura.

Las cartas dejaron de fluir a raíz de la muerte de Rosario Castellanos, el 7 de agosto de 1974, en Tel Aviv, Israel, donde ella era embajadora mexicana.

Entres los besos, abrazos y disculpas por las demoras de las cartas por lo ajetreado de la vida, el lector conoce los conflictos de la vida cotidiana y vicisitudes de la intelectual en una labor nueva para ella, que atravesó por diversos conflictos, desde terminar con el contrabando y atravesar la guerra de Yom Kipur, en 1973.

Se trata de un libro conmovedor y humano donde ambos interlocutores vuelcan sus sentimientos más profundos y abren su corazón para comentar sus indecisiones, cuitas, enojos, depresiones, logros y satisfacciones, así como sus opiniones sobre libros y espectáculos, escribió en el texto Hernán Lara Zavala, quien fue uno de los presentadores del libro ayer, en la Librería Rosario Castellanos del FCE.