Miércoles 15 de marzo de 2023, p. 13
Debido en gran parte al surgimiento de la pandemia de covid-19, los trastornos del sueño han crecido de forma importante en México, a tal grado que después de la emergencia sanitaria, los índices de insomnio o mala calidad del descanso nocturno afectan a la mitad de la población adulta, señalaron especialistas en el tema.
En un foro organizado ayer por la UNAM –en el contexto de los 25 años de su Clínica de Trastornos del Sueño (CTS)–, Ulises Jiménez, miembro del área técnica de dicho centro especializado, indicó que el confinamiento y los cambios en los ritmos de trabajo alteraron de manera importante los ritmos de descanso de muchas personas.
La prevalencia de insomnio antes de la pandemia era de 18.8 por ciento, pero dos años después, las cifras de mala calidad del sueño llegaron a 50 por ciento de la población adulta
, mientras en muchos jóvenes y adolescentes se intensificó el fenómeno de atrasar por muchas horas el inicio del descanso nocturno y levantarse después de mediodía, alertó el experto.
Rafael Santana Miranda, responsable de la CTS, destacó la existencia de una suerte de desprecio
social por el sueño, relacionado con diversos factores, entre ellos el uso excesivo de aparatos electrónicos, malos hábitos de alimentación y consumo de sustancias estimulantes, e incluso la lejanía de los centros de estudio y trabajo.
Secuelas
Luego de destacar que grandes segmentos de la población no duermen bien –incluyendo a algunos niños–, alertó que entre las principales repercusiones del descanso insuficiente están padecimientos mentales como depresión y ansiedad, además de mayor índice de accidentes, bajo rendimiento escolar o laboral, irritabilidad y enfermedades metabólicas o cerebrovasculares.
Gabriela Millán, profesora de la Facultad de Medicina de la UNAM, coincidió en que el sueño es esencial para relajar la mente y el cuerpo, así como para regular procesos como la frecuencia cardiaca y respiratoria, la consolidación de la memoria y el aprendizaje, la síntesis de hormonas y la regulación del apetito.
Según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino 2016, añadió, la población mexicana duerme en promedio menos de las ocho horas que debería.