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Ciudad perdida

Misteriosa reaparición del bloque negro // ¿De dónde sale? // Fisonomía para la ocasión

Y

a se les extrañaba. Las del bloque negro volvieron a salir. Durante las manifestaciones organizadas por la derecha, las de los uniformes ausentes de color respetaron a quienes marchaban de rosa. No las tocaron ni con el pétalo de una flor.

Puede ser que sólo sea un descuido de las que usan cadenas con candados al ristre, o latas de pintura en espray convertidas en sopletes como instrumentos, ojalá, de su ira, y no de la orden que les dictan, seguramente, los amos de la violencia y que ellas deben cumplir.

No es fácil mantener a esos grupos violentos. Se necesita contar con una economía desahogada para comprar los aparejos que requiere la labor de destrucción a la que dedican su energía.

Además de los instrumentos de ataque, usan cierto tipo de zapatos que no parecen muy comunes, y tampoco se les mira como gente que la pasa difícil; por el contrario, algunas exhiben cuerpos bien trabajados en gimnasios y ni hablar de su energía: son gente con la condición física suficiente para poner su fuerza en la tarea que se les ha encomendado.

Pero ya ni se molestan en explicar o exhibir su desacuerdo con el gobierno o con quien sea, sólo atacan, destruyen y, desde luego, el asunto es quién o quiénes pueden sostener a esos grupos sin que nada suceda, es decir, actúan con plena impunidad.

De todas formas inquieta un tanto el saber que esos grupos nunca han tratado de actuar para desacreditar a los movimientos de derecha, hasta ahí no llegan. Las movilizaciones a las que convocan los organismos de corte político conservador, bien conocidos, no cargan con el bloque negro, cuando menos nunca se les ha visto armar algún tipo de agresión durante los actos a los que se convoca desde la derecha.

Por eso, de todas formas, es urgente que la inteligencia policial, ahora tan afamada, no dé una idea de quiénes son esas que tanto respetan a los organismos que seguramente a despecho de las de negro se enfundan con indumentaria color rosa.

No es creíble que después de tanto tiempo, y tantos destrozos, se nos pueda decir que no existe un ficha de identidad de algunas o todas las que componen los contingentes de ataque en las movilizaciones a las que convocan los grupos de izquierda. Pero si no existen tales fichas, entonces habrá que decir que la policía de esta ciudad no cumple con su trabajo.

De pasadita

En una buena parte de los hogares de la ciudad se ha repartido una publicación de la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel, en la que luce a plana completa en una entrevista recién realizada.

La intención del trabajo del que se habla en la entrevista no parece ser el promover la labor que hace la funcionaria desde la secretaría, que podría llamarse de su bienestar, el de ella.

Para nadie es un secreto que la señora supone que tiene los méritos suficientes para buscar el gobierno de esta ciudad y nadie la saca del error. El asunto es que para mucha gente de Morena la señora Montiel usa la dependencia que se le ha encargado para promover su personalidad, casi desconocida, en la capital.

Así las cosas, nos dicen que en el Zócalo, cuando se enteren de las aventuras de Ariadna, habrá regaños fuertes, pero por otro lado suponen que todo quedará en la impunidad porque uno de los altos funcionarios, de los que no faltan a la mañanera, ha hecho un compromiso muy fuerte con la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, para apoyarla en su sueño de gobernar la capital del país, aunque los que saben sentencian: Clara no crece.