a migración indocumentada, también llamada sin papeles
, irregulares
e ilegales
, se ha convertido en un fenómeno masivo, sobre todo desde inicios del siglo XXI, flujos siempre acompañados de tragedias que podrían haberse evitado. No pasa un solo día sin que tengamos noticias de muertes, de hundimientos de balsas, de accidentes en tráileres, de seres humanos hacinados y asfixiados, todo porque en su intento por encontrar nuevos horizontes de vida los países a los que intentan llegar cierran sus fronteras, impidiendo su paso porque son indocumentados
. Seres humanos que son estigmatizados, considerados invasores, una amenaza a la seguridad, que sólo buscan abusar de sus fondos públicos, delincuentes, violadores y un largo etcétera, reforzado con visiones xenófobas y racistas. El contexto perfecto aprovechado por enormes redes de traficantes de personas que convierten en beneficios gigantescos esas tragedias humanas.
¿Por qué no hay protección internacional para estas personas? ¿Por qué se ha convertido en un fenómeno masivo? ¿Por qué el flujo predominante proviene del sur?
No hay ningún foro, convención o recomendación de Naciones Unidas en los que en concreto tengan cabida los migrantes indocumentados, como sí lo tienen otros grupos. Por ejemplo en la Convención de Naciones Unidas sobre Refugiados de 1951 y en el Protocolo de 1967 se señala que un refugiado es una persona que no puede o no quiere regresar a su nación de origen debido a una persecución pasada o a un temor fundado de ser perseguido en el futuro por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opinión política
. Los artículos 13y 14 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos establecen: toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su nación
y en caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar de él en cualquier país
. Es decir, hay una definición internacional para el refugio, pero resulta que el desempleo, la pobreza, la vivienda inadecuada, la falta de atención médica, la inseguridad, la falta de justicia, la corrupción, ninguna de estas condiciones califica para una solicitud mundialmente reconocida de asilo, a pesar de que estas carencias puedan suponer peligros para su sobrevivencia. Y las naciones justifican sus cierres fronterizos al afirmar: se trata de migrantes económicos, no son posibles refugiados
. Ni siquiera los 22 millones de personas que de acuerdo con el ACNUR son desplazados por actos relacionados con el clima, incendios, inundaciones, temperaturas extremas (Joseph Chamie).
Se ha pretendido abordar el fenómeno como un caos que puede ser ordenado con el llamado Pacto Mundial para una Migración Segura, Ordenada y Regular. Sin duda importante esfuerzo en estos últimos tiempos en relación con la migración, pero la verdad es que la indocumentada no se ha reducido un ápice ni se redujeron las actividades de las redes de contrabando. Por un lado, porque son propuestas no vinculantes, por lo tanto los países pueden apelar a su soberanía y dejar sin efecto cualquier posibilidad de incorporación migratoria e invocar a las buenas intenciones de aquellos que no quieren abrir sus fronteras es una pérdida de tiempo.
El último informe de la Oxfam, La ley del más rico: Gravar la riqueza extrema para acabar con la desigualdad, documenta que millones de personas se enfrentan al hambre, millones más no pueden sufragar los altos costos de la energía, millones más deben dejar sus hogares por el colapso climático al enfrentar sequías, ciclones, inundaciones. La pobreza se ha incrementado en los últimos 25 años a niveles gravísimos, aunque, al mismo tiempo, los ultrarricos han incrementado su riqueza a niveles récord, haciendo que la desigualdad se dispare en forma desorbitada y los milmillonarios, jefes de gobierno y directivos de megaempresas vuelan a Davos (Suiza)
. La concentración de riqueza acumulada en manos de una minoría de ultrarricos, que ya alcanzaba niveles récord, se ha intensificado. Esto supone que por cada dólar de nueva riqueza obtenido por una persona perteneciente al 90 por ciento más pobre de la humanidad, un milmillonario se embolsa 1.7 millones de dólares.
No se puede cambiar la tendencia de los flujos de indocumentados si no se abordan las causas estructurales del fenómeno, y si se continúa asignando la responsabilidad única a una mala gestión de las naciones expulsoras, países del sur, subdesarrollados y pobres, cuando en realidad estamos ante un sistema que permite la situación planteada por la Oxfam y, por ejemplo, expolian a esas naciones sus recursos naturales, sufren concesiones mineras abusivas, que generan daños ambientales irreparables, y lo peor es que en el contexto de los organismos internacionales lo que encontramos es que están diseñados para beneficiar a los poderosos.
Eso está en la base de los movimientos migratorios de indocumentados, no hay que darle muchas vueltas para encontrar los caminos que reviertan tan triste destino. El materialismo histórico nos espera.