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Samir Flores Soberanes
S

amir Flores festejaría 41 años de vida en este año. En lugar de eso, el 20 de febrero cumplió cuatro años de haber sido asesinado. La investigación sobre quién envió a dos o tres sicarios a matarlo a las puertas de su casa, como muchas otras investigaciones sobre estos asesinatos políticos de defensores de los pueblos y los territorios en nuestro país, no va. Es decir, la muerte de Samir permanece en la impunidad.

Lo de Samir nos duele. A su comunidad, Amilcingo, a su familia, su mujer y sus hijas, a sus compañeros y compañeras de lucha, a quienes lo conocimos, escuchamos su palabra y sentimos su temple.

Las radios comunitarias son una gran cosa en una nación plagada de noticias que no cuentan las historias de los pueblos originarios, donde los medios de comunicación masivos hacen mucho ruido, pero dicen pocas verdades. Las radios comunitarias son proyectos que deben ser defendidos, frente a los intereses regionales, pero también frente a las autoridades locales y federales, pues son un medio de organización, de conciencia, de afirmación del derecho que tenemos y que, sobre todo, tienen los pueblos, a construir este país. A no dejarse avasallar por los gobernantes.

Samir tenía su radio. Desde ahí informó, alertó, socializó sobre el Proyecto Integral Morelos, de la termoeléctrica de Huexca, de cómo todo eso se había planeado y estaba por construirse sin ninguna consulta previa, sin la mínima información, por allá en los años de Felipe Calderón en el poder, retomado después por Peña Nieto, y lastimosamente, llevado a cabo por el gobierno de la transformación.

Samir estuvo esa mañana aciaga en Cuautla, donde el Presidente de México fue a ratificar el incumplimiento de su promesa de campaña: la termoeléctrica sí se hará, a pesar de que es un basural en Jerusalem, como él mismo había sentenciado en 2014. La base que lo había apoyado no entendía el por qué de ese cambio. Pero la lógica estatal se imponía: la termo ahora es de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Eso cambiaba todo.

El mismo proyecto, que haría las mismas afectaciones a los pueblos, a la actividad agrícola, al agua, era ahora una necesidad nacional. ¿Cómo y por qué? Pero al igual que otros proyectos del actual gobierno, se convirtió en algo indiscutible.

Las decisiones ya tomadas han sido el contenido del mandar obedeciendo, frase retomada del contexto ético político del zapatismo que el actual Presidente se apropió en su discurso de toma de posesión, donde dicho sea de paso, también reconoció que su lugar ahí, ese día, era producto de todos los movimientos sociales que han querido transformar esta nación. Pero la sordera ha sido la acompañante de los proyectos de interés nacional. La estigmatización de las voces contrarias al desarrollo planeado desde arriba y para arriba ha sido la estrategia de ese mandato.

Fue ese día en Cuautla, en el deportivo El Almeal, donde ocurrió la confrontación con la gente que confió en la palabra del entonces candidato, que se acuñó el concepto de conservadores de izquierda. Esos que quedaron del otro lado: del otro lado de la razón, del derecho, de la exigencia de que se les tomara en cuenta.

Días después, a Samir lo mataron. Su asesinato continúa impune.

Cuatro años llevamos recordando ese día, conversando con Samir en acciones colectivas. Pintando su imagen en las plazas, haciendo fogatas para escucharlo con el viento, llevando flores a su placa en la Plaza de Armas de Cuernavaca, la placa que está al lado de la ofrenda de las víctimas que se han ido sumando en Morelos.

Este año la resistencia tomó la forma de una carrera por la vida. El llamado fue de la escuelita de Amilcingo. Samir acostumbraba correr con los niños, llegar hasta los ahuehuetes y la barranca. Otra forma de hacer escuela. Este 20 de febrero se organizó una carrera por la vida, en memoria de Samir. Se puso ahí el cuerpo, la energía, así como la risa y la alegría. Porque existen muchas formas de recordar, de rememorar, de hacer de la rabia y el dolor, organización y resistencia. Esa es la semilla de Samir Flores Soberanes. Continuaremos exigiendo justicia.

* Socióloga y antropóloga social