La necesidad de explicar el desarrollo de las actividades de servicio en el sistema económico y social de México, donde encontramos las del sector turismo, se advierte que por su esencia éstas son diferenciadas y de gran especialidad al enfocarse a cubrir expectativas del visitante o turista.
El conocimiento que brinda la economía como ciencia, a través de sus leyes y principios, permite comprender las condiciones para crear y generar cambios necesarios en el ejercicio de la práctica del profesional en Turismo, por ello, es preciso que este profesional desarrolle las habilidades de diseño y uso de instrumentos necesarios para actuar de acuerdo con dichas leyes y lograr objetivos específicos.
La ciencia económica estudia las leyes de producción, distribución y consumo de la riqueza creada en una sociedad, y como tal, permite analizar la estructura, desempeño y resultados de las actividades prácticas que visibilizan dichas leyes. Por ello, el reto en la práctica de la actividad económica o en la investigación del sector turismo, está en la identificación precisa y correcta de instrumentos y su elaboración, para conocer la realidad y transformarla de acuerdo con la ciencia económica y las necesidades surgidas (Monjes, 2011).
Teoría y práctica se conjugan en la investigación, en la educación y en la acción, y generan procesos de transformación en contextos específicos en el actuar de las personas, ello significa el uso del análisis y la síntesis, de lo general y lo particular, del contenido y de la forma para enfrentar dichos problemas, entre muchas categorías de conocimiento que aplican estas formas.
En Adam Smith, teórico clásico de la economía, se encuentra que la ciencia de la producción y distribución de la riqueza está definida como el conjunto de los medios materiales para satisfacer necesidades humanas. En el método de análisis, Carlos Marx (teórico clásico de la economía política), de acuerdo con Adam Smith, reconoce que el comportamiento de los individuos está definido por el entorno social y por la gestión en la solución de problemas. Así mismo, para casi todos los economistas regionales y urbanos se concibe que la actividad económica se desarrolla en un espacio geográfico concreto, ello implica analizar económicamente, en esos espacios, tanto la estructura económica, como su desempeño y resultados de dichas actividades, incorporando en la explicación el espacio y el tiempo en donde se desarrollan (Richardson, 1986). Por ello, los sectores económicos corresponden a la división que se hace de las actividades económicas de un Estado o territorio, incluyen todas las etapas de explotación de los recursos naturales, desde su industrialización y la preparación para el consumo, pasando por los correspondientes en la distribución y la comercialización de bienes y servicios, en determinados escenarios geográficos en que descansan dichas actividades.
En el caso de la diferenciación de quienes promueven las actividades en el sector turismo, ya por profesionales del turismo, ya por aquellas personas que precisan de sus servicios o atenciones, se distingue un tipo de actividades que se engloban en lo que se denomina Turismo Social y Solidario. Social, por la capacidad de reacción en la resolución de problemas demandados en el sector y, Solidaria, por la comprensión de dicha necesidad social en las actividades realizadas.
El Turismo social, representado sobre todo en cooperativas agro–turísticas–artesanales y en asociaciones para la autoconstrucción y la generación de una oferta organizada de habitaciones y servicios, delimita el campo de acción del turismo rural; por otra parte, y en concordancia con los objetivos del desarrollo sostenible, las funciones que la economía social cumple en áreas rurales generan un amplio campo de posibilidades de desarrollo de los actores en el sector turístico y gastronómico (UN_ODS, 2015).
Favorecer la organización de entidades de economía social tienen como resultado la creación de empleo, motiva a la población a permanecer en su territorio, provoca inversiones y crecimiento empresarial, mejora las posibilidades de bienestar social de los ciudadanos y su nivel de ingreso, con lo que se puede incentivar la cultura y la formación de capacidades de comunicación. •