Texcoco, conjeturas electorales // ¿Simulación de Del Mazo? //¿Sacrificio guinda en Coahuila? // AMLO-Cuba-Lula
a del estado de México es una batalla electoral plena de especulaciones. La principal materia conjetural se refiere a los verdaderos ánimos (combativos o negociadamente simulatorios) del partido que está en el poder en la entidad, el Revolucionario Institucional (PRI), y de su determinante factor político y financiero, el difuso gobernante Alfredo del Mazo III (su padre y su abuelo ya fueron mandatarios de la entidad), al que muchos dan por arreglado con el obradorista poder federal para ceder la plaza y granjearse impunidad y tal vez algún buen puesto diplomático.
Siendo suya la necesidad de mostrar combatividad real, la aspirante a completar un siglo de hegemonía de un priísmo con diversas denominaciones, Alejandra del Moral (pieza puesta por Del Mazo III y, en ese sentido, defendible o entregable conforme a los intereses de dicho Alfredo) realizó su cierre de precampaña en el mero corazón del grupo que aspira a derrocar y sustituir al Atlacomulco, el Texcoco.
Instalada a cinco kilómetros de donde la morenista profesora Delfina Gómez hacía lo propio, la priísta Del Moral contó con la presencia de ex gobernadores que algún asesor caritativo debería explorar si motivan a seguir votando por el PRI o todo lo contrario: Eruviel Ávila, Arturo Montiel, César Camacho y Emilio Chuayffet (Enrique Peña Nieto no asistió, pues cumple vacaciones largas en España). También asistieron otros personajes de dudosa rentabilidad electoral: Alito Moreno, Miguel Ángel Osorio Chong, Beatriz Paredes, Claudia Ruiz Massieu, Rubén Moreira y el panista Santiago Creel (no estuvieron el panista Marko Cortés ni el perredista Jesús Zambrano).
Por si al episodio mexiquense le faltaran motivos para las figuraciones o sospechas fundadas, en Coahuila todo va acomodándose como si Mario Delgado, el principal personaje de Morena presente en el cierre de precampaña de Delfina Gómez, estuviese armando otro escenario de disolución oportuna de las posibilidades de victoria del partido guinda en el estado norteño, cuyo candidato oficial, Armando Guadiana, de origen no generaba las mejores expectativas victoriosas, pero ahora menos con la división interna que tiene a la izquierda
con tres candidaturas: la de Guadiana, que todo apunta a que fue creada para perder; la del ex subsecretario de seguridad, Ricardo Sóstenes Mejía Berdeja, que va por el Partido del Trabajo, y la de una carta local, Lenin Pérez, por el Verde.
La erosión programada del morenismo en Coahuila (como la que el propio Delgado instrumentó en San Luis Potosí para que su partido no ganara y sí el Verde con Ricardo Gallardo) ha llegado a grados estrambóticos: Luis Fernando Salazar, quien era panista hasta semanas antes de que López Obrador tomara posesión de la Presidencia de la República, y juzgador de Felipe Calderón como el mejor presidente de México, renunció a la coordinación de la campaña de Guadiana ¡porque éste incorporó a priístas a dicha empresa!, y anunció que realizará tareas paralelas.
¿Coahuila para el PRI, con el semimonrealista Guadiana como pieza de sacrificio preconcebido, a cambio del estado de México para Morena, con la delmacista Del Moral como pieza de sacrificio preconcebido? ¿El Grupo Texcoco en lugar del Atlacomulco, con el binomio Moreira-Riquelme afianzado en Coahuila?
Y, mientras hoy se ve si El Rey (Zambada) es llevado por la fiscalía estadunidense a tratar de dar jaque al virrey (García Luna), ¡hasta mañana, con un proceso en curso que busca unificar a gobiernos progresistas de Latinoamérica para promover el fin del bloqueo a Cuba pero que, también, podría servir para el realce de la figura del Presidente mexicano en el contexto internacional en que el brasileño Lula da Silva va reinstalando presencia, lo más reciente con la visita a Estados Unidos, donde junto a Biden se produjo un significativo rechazo a los intentos de asonadas derechistas de Trump y Bolsonaro!
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