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Economía moral

Maccoby se distancia de Fromm, 1ª parte

L

a 2ª edición del libro Social Character in a Mexican Village (Transaction Books, 1996; la 1ª, de Prentice Hall, 1970), de Erich Fromm (EF) y de Michael Maccoby (MM), incluye una amplia introducción de MM (de 20 pp.), escrita en 1995, 15 años después de la muerte de EF. No sabía de su existencia; acabo de conseguirla. Los hallazgos principales del libro los describí en la entrega del 30/12/22, por lo que hoy me refiero sólo a la nueva introducción de MM. Empieza señalando los propósitos de EF para echar a andar el estudio que dio lugar al libro; explica el concepto de carácter social (véanse las entregas del 25/11/22, y del 2, 9, 16 y 23 de diciembre de 2022), sintetiza los principales resultados del estudio y las posibilidades de cambio –cuestionamos el punto de vista prevaleciente que el camino más efectivo al desarrollo es el apoyo a los empresarios– y narra experimentos prometedores descritos en él, como el club de niños que mostró que cuando ellos se hacen conscientes de su fatalismo y miedo a la autoridad, pueden aprovechar las oportunidades de criar animales y vender agroproductos. Después aborda las reacciones al libro. Dice que 25 años después de publicado el libro, sus estudiantes de posgrado le han preguntado por qué este extenso estudio que relaciona variables económicas y sicológicas y combina varias metodologías, no se incluye en las bibliografías de sus cursos, y por qué no ha tenido más influencia en las ciencias sociales y en la política de desarrollo. MM también cita a Burston, biógrafo de Fromm: ”aunque es uno de los experimentos más fascinantes en la historia de la sicología social, es rara vez citado en la bibliografía”. Concluye MM que la escasa atención al libro fuera del grupo de los estudiantes de Fromm o de él, requiere una explicación. MM encuentra cuatro razones de esto: 1) interés decreciente en el tema de cultura y personalidad; 2) el carácter transdisciplinario y multimetodológico del estudio; 3) su visión crítica de la concepción dominante del desarrollo, pero la ausencia de una alternativa clara, y 4) la disminución del interés en los escritos de Fromm. Añade MM que a algunos críticos les disgustó el uso de términos clínica o negativos para caracterizar un grupo humano. Y añade que “en el clima políticamente correcto de la academia de hoy, los investigadores huyen de estudios que puedan coadyuvar a crear estereotipos sobre las minorías”. Sobre la 2ª razón, señala que “la transdisciplinariedad se sitúa en sentido opuesto a las tendencias que prevalecen en los departamentos científicos y conductistas. El libro no sólo usa conceptos sicoanalíticos, de sociología, antropología, economía e historia; también combina metodologías que no encajan fácilmente juntas y que requieren diferentes tipos de habilidades. La interpretación del carácter con base en cuestionarios y pruebas proyectivas requiere habilidades clínicas, la capacidad de ponerse uno mismo en la vida interna de otra persona y reconocer claves de actitudes inconscientes. Este modo de pensar rara vez va junto al análisis económico basado en incentivos racionales o al análisis sociológico que generalmente se refiere a estructuras de poder y conductas sociales fácilmente observables.

Sobre la 3ª razón, el desafío que el libro planteó a la visión dominante del desarrollo, que favorece los grandes proyectos, el apoyo a los empresarios y el fortalecimiento de la economía de mercado no fue bienvenido, MM cita a un antropólogo que acusa a los autores de tener prejuicios ideológicos contra los empresarios; le contesta que él tiene prejuicios ideológicos a favor de los empresarios, pero señala que había algo de verdad en sus críticas: Fromm era hostil a la economía de mercado y su visión mesiánica de una comunidad afirmativa de la vida no siempre conectaba con las fuerzas reales que determinan el desarrollo. Esta frase de MM me genera muchas dudas. Él añade que discutirá más la diferencia entre desarrollo humano que puede ocurrir sólo al nivel micro y el desarrollo económico que requiere apoyo del nivel macro”. Estas tres razones, concluye MM, habrían sido suficientes para explicar la escasa influencia del libro. Pero MM dice que recibió una carta de EF en 1977, cuando Prentice Hall descontinuó la publicación del libro, quejándose que la editorial falló totalmente en darle publicidad al libro. Pero MM añade que, en 1970, “cuando se publicó el libro, EF se estaba mudando a Suiza, no promovió el libro ni dio conferencias sobre él. Había estado enfermo y su energía creativa estaba dirigida a su magno libro Anatomía de la destructividad humana. Sin embargo, creo que si el libro hubiese sido en la cúspide de la popularidad de EF, a finales de los años 40 y principios de los 50 (que corresponde con el máximo interés en los estudios de personalidad y cultura), habría encontrado una audiencia más amplia y entusiasta, dice MM. Cita a un autor que escribió que EF fue un pensador sicoanalítico mayor, teórico sociológico e intelectual público durante los 40 y 50, pero que desde los 70 dejó de estar de moda en los círculos intelectuales de Estados Unidos. MM se pregunta qué causó el declive. Aduce que: 1) EF no encajaba claramente en una categoría intelectual y su habilidad para escribir directamente a una audiencia general amplia hacía que sospechasen de él los mandarines académicos, cuyos criterios de profundidad incluyen la incomprensibilidad para los no iniciados. 2) EF provocaba actitudes defensivas e incluso una antipatía de los académicos a los que llamaba alienados; 3) también se separaba de los sicoanalistas a los que calificaba como burocráticos en su técnica y pobremente educados en las humanidades y las ciencias sociales; aunque compartía su crítica del capitalismo, Fromm fue rechazado por la izquierda sicoanalítica. Sus colegas previos en el Instituto de Frankfurt lo despreciaban como un conformista sin la voluntad de apoyar la acción radical necesaria para cambiar la sociedad. 4) Inevitablemente, expertos en una u otra ciencia social o versión de sicoterapia se desanimaban ante la rara mezcla de Freud, Marx y misticismo religioso presente en Fromm. MM cita el deslinde de Erikson de EF por su idea del socialismo comunitario como la vía al bien-estar y al desarrollo sano del carácter. Pero cita a otro autor que expresó que Erikson tenía terror de ser identificado con el intento pionero y valiente de Fromm de unificar la sicología profunda con una perspectiva social y ética”. MM considera que la razón más importante es que dos voces se confunden en la obra de EF: la analítica y la profética, emanadas ambas de su interior profundo. EF analiza lo que es y lo compara con lo que él cree podría ser. Concluye MM: “cuando las dos voces armonizan es muy convincente, pero cuando son discordantes lo es menos, porque su visión de lo que debería ser queda desconectada de lo que es y de lo que podría ser”.