Azules, un contubernio de blues
n nuevo hito, una señal más de vida en la historia de la música creativa de este país. El 27 de enero, Louise Phelan y Octavio Herrero llegaron a la Fundación Sebastián para presentar el disco Azules (Bunga Bunga Records, 2022), un muy grato recorrido por los diferentes rostros y matices del blues.
Habiendo coincidido en un homenaje a B.B. King el año de la muerte del Rey (2015), Louise y Octavio se hicieron buenos amigos. Para entonces, ella tenía cinco años en México y dos discos de jazz que evidenciaban una gran sensibilidad, voz profunda y expresiva. Mientras él seguía haciendo historia como fundador y guitarrista de Las Señoritas de Aviñón, referentes obligados del blues en México.
Azules es una muy amplia gama de colores, con las mil tonalidades, las mil posibilidades de un azul que repta y vuela a un mismo tiempo. Bien podría ser un libro de texto para los miles de seguidores del blues y su circunstancia en este país, que en su mayoría gustan y degustan del blues parido en Chicago.
Louise Phelan señaló: El disco lo teníamos como en un sueño, pero llegó a ser una realidad durante la pandemia, en 2021, porque los dos nos desocupamos de diferentes compromisos laborales y nos dio tiempo de reflexionar de muchas cosas de la vida, del mundo, pero también de la música, de crear, de cantar, de expresar. Fue un momento muy bueno para hacerlo
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Entre los dos armaron el contenido. “Empezamos a ver las cosas que presentamos en algunos actos. Yo estaba muy curiosa del género del blues, y Octavio es un experto, un melómano y me compartió cosas de las raíces de este género. Yo también hice mi investigación, me llamaron la atención ciertas cantantes, temas y letras.
“De ahí empezamos a explorar cosas y algunas entraron en el disco. Varias quedaron fuera, quizás haremos un volumen 2. Seis de los temas son originales y seis covers reimaginados.”
Dice que los blues siguen siendo muy accesibles como género. Aun así, hay quienes lo recuerdan en sus viejos tiempos, pero también hay mucho del ritmo, de la letra, de los estilos de música que se escuchan en muchos lados, como en las películas, que tienen que ver con esa música originaria de los campos de algodón, regresando a Robert Johnson, Muddy Waters. Me fascina
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–Hay quienes opinan que los blancos no pueden tocar el blues, porque no lo han vivido. ¿Qué opinas?
“Pertenezco al mundo del jazz, así que me dediqué a estudiar, a informarme. De hecho, encontré una forma de expresarme vocalmente a través de la letra, porque escribí varias canciones para este proyecto. Y con mis raíces... no necesariamente desde la historia afroestadunidense, pero sí de Irlanda, del llanto, de lo que tenemos en nuestra cultura y nuestra forma de cantar, he encontrado semejanzas. Por eso reinventé, revisité y reimaginé el feeling de lo que se trataban las letras de los blues clásicos, como St. James Infirmary, Third Degree, y los hice, como muchos, en covers, donde pones tu sello.
“Ha habido muchos cambios a lo largo de la evolución de la música, y si alguien piensa que los blues los robaron para Elvis, yo siento, con todo respeto, que expresan algo que tiene su raíz en un periodo de la humanidad que no entiendo, que no viví. Lo puedo relacionar con las cantantes de ópera que no viven lo que ocurre en la obra, pero lo pueden interpretar, encontrar algo en común con las emociones de la marginalización, el abandono, la tristeza, la injusticia.
“Creo que hay muy buenos músicos de jazz que vienen de todos lados del mundo, de Asia o de Europa, con ese feeling, que lo pueden hacer a su manera, pero con respeto al género y sus raíces. Eso es lo que trato de hacer, siendo una inmigrante de Irlanda viviendo en México hoy día.”
En la siguiente entrega iremos a la plática con Octavio Herrero. Salud.