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Hidrocarburos, litio y uranio
F

ue costumbre de las directivas de energía de los gobiernos neoliberales mentir sobre la existencia de pozos de hidrocarburos importantes, así como de su actividad y productividad, y de la existencia de yacimientos de minerales, de su riqueza y de las compañías privadas que los explotaban. Por años se ocultó la dimensión de las ganancias que estos recursos naturales generaban. La urgencia por echar a andar los planes de privatización de la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) llegó al grado de negar la existencia de las reservas de hidrocarburos y de los yacimientos minerales productivos.

Tal es el caso del descubrimiento del yacimiento de hidrocarburos derivado de la perforación de un pozo sobre el que Pemex ya había notificado de su existencia. Hablamos de Zama-1, a cargo del consorcio Talos-Premier-Sierra, formado por empresas de origen estadunidense, inglés y mexicano.

Hacemos hincapié en que, gracias a la perforación del Zama-1, se constató la existencia de un yacimiento gigante, cuya posesión, manejo y desarrollo han peleado dichas empresas. La ubicación de esta fuente de energéticos está situada en el Golfo de México. La autorización para llevar a cabo el plan de exploración fue firmada por la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) en junio de 2016.

La situación de saqueo que vivió Pemex debe evitarse en el caso del litio y del uranio. México cuenta con uno de los yacimientos de litio más importantes del país, de América Latina y, de hecho, del mundo, pero no lo supimos hasta hace pocos años.

La población no sabía de esta riqueza que, por cierto, pertenece al pueblo mexicano y no a las empresas que, subrepticiamente, pretendían explotarlo con todas las ventajas. Con la aceleración de los proyectos para sustituir los hidrocarburos por una fuente de energía menos contaminante, el litio, un mineral abundante en el norte del México, comenzó a ser protagonista en la carrera contra el calentamiento global y en la lucha ambientalista. Es por ello que su importancia creció rápidamente.

La información acerca de la próxima era del llamado transporte ecológico, el menos contaminante y acorde con las exigencias de los acuerdos internacionales para reducir los niveles del dióxido de carbono, ha creado falsas expectativas. El cambio de vehículos a base de combustión interna por la electricidad tomará mayor tiempo del que han asegurado las multimillonarias firmas automotrices. La utilización masiva del transporte eléctrico a base de baterías de litio no es tan inmediata.

La recién creada empresa de litio para México (LitioMx) ha despertado interés entre la población y, por supuesto, entre aquellos países que procesan el recurso en mayores cantidades, como China e Inglaterra, entre otros. Especialmente, la compañía asiática Ganfeng Lithium que, de acuerdo con la declaración de Alfonso Durazo, gobernador de Sonora, está interesada en participar en la extracción del mineral y apoyar en la fabricación de baterías.

La expectativa en el presente sexenio por el beneficio económico y fortalecimiento de la soberanía energética ha crecido, como no había sucedido en sexenios pasados. Esto se debe a que hoy la información sobre los recursos naturales del país es difundida abiertamente y se defiende el derecho sobre su posesión y explotación exclusivamente por el Estado mexicano.

La acertada medida de reiterar la nacionalización del litio, destacando el sustento jurídico del artículo 27 constitucional, le ha dado certidumbre a esta importante industria. Este recurso no renovable ha quedado protegido por los siguientes preceptos: artículo 2. El objeto de Litio para México es la exploración, explotación, beneficio y aprovechamiento del litio, ubicado en territorio nacional, así como la administración y control de las cadenas de valor económico de dicho mineral; artículo 4. Litio para México queda sujeto a lo establecido en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en la Ley Minera, en la Ley Federal de las Entidades Paraestatales… en sus disposiciones reglamentarias, en el presente decreto, en su estatuto orgánico y en los demás ordenamientos aplicables.

Asimismo, está obligada a cumplir con la legislación y tratados internacionales en materia de protección al medio ambiente y de los derechos de los pueblos originarios, comunidades indígenas y afromexicanas.

En cuanto al uranio, uno de los elementos menos nocivos para la generación de electricidad, las modificaciones que se están proponiendo por parte de la Organización Mexicana Pro-Cultura de Energías, darán mayor impulso a la industria nuclear. Se espera que a corto plazo podamos contar con otras termoeléctricas que operen como fuentes de energía eléctrica.

Los tres recursos mencionados: hidrocarburos, litio y uranio, son necesarios para avanzar en la transición energética y ninguno sustituye al otro. Por lo cual la información pública acerca del cambio de paradigmas en la obtención de energías limpias debe ser verdadera, transparente y amplia.

@AntonioGershens