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Jonás N Díaz presenta su primer largometraje en Países Bajos
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▲ Fotograma de Antes de que lleguen los zopilotes, cinta de bajo presupuesto que recrea la Época de Oro del cine mexicano.
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 5 de febrero de 2023, p. 6

Pescadores de tesoros, más que de ilusiones, en una estrecha barca que surca el pulido piso de una casona repleta de antigüedades y objetos de valor sentimental, son los integrantes de esa atípica e insólita pareja que tira sus redes al brumoso horizonte. La dura, indiferente y mandona Tuza (María del Carmen Félix) se aprovecha de la mansedumbre y el enamoramiento deslumbrado de Justino (Francisco Pita) para cazar en ese inmenso lago que no vemos pero que escuchamos, no en busca de peces ni de mariscos sino de objetos luminosos y brillantes que hurtan para luego revender.

El hombre es, en realidad, un marido que huyó de la abnegada y abandonada Luvina (Tsayamhall Esquivel), quien lo aguarda en el lecho vacío, como ocurriría en cualquier drama de la Época de Oro del cine mexicano. Filmada en blanco y negro, Antes de que lleguen los zopilotes (México, 2023), debut en largometraje de Jonás N. Díaz, reúne en este trío de personajes que a la vez forman un triángulo amoroso que se cruza, se evita, se ama y odia con el oleaje desigual de ese lago imaginario.

Influido profundamente por el realismo mágico latinoamericano, especialmente por los relatos de Juan Rulfo y el cine clásico mexicano y sus escenarios atemporales, así como por sus diálogos campiranos pero engolados, el director decidió realizar esta película luego de una década en que produjo seis cortometrajes.

Para mí es un México olvidado, hasta cierto punto, que pareciera que se está quedando retratado solamente en los libros y en el cine de otras épocas. Fue duro presentar el guion en un festival en Oaxaca, donde varios expertos me decían que era infilmable y que de hacer la cinta me iba a dar un balazo en el pie porque nadie quiere ver una fábula de realismo mágico ni cine de la Época de Oro ni a estos personajes hablando palabras que ya no se usan. Por eso la apuesta era muy alta, asegura en entrevista.

Sin embargo, este trabajo de 96 minutos, producción independiente y sin subsidios de El Artesano Films con una inversión de apenas 400 mil pesos, fue seleccionado en la Big Screen Competition del 52 Festival Internacional de Cine de Rotterdam, que se lleva a cabo desde el 25 de enero, donde se estrenó mundialmente el pasado lunes 30 y se proyectó en tres funciones más.

Archivo Barbachano

Luego de trabajar un tiempo editando el Archivo Barbachano en Televisión Azteca, N. Díaz recibió una gran cantidad de material de época, la mayoría con detrás de cámaras de la Época de Oro. Veías los pasillos de los foros y cómo se preparaba toda esta parafernalia cinematográfica o cómo ensayaba Cantinflas, y queda un arraigo muy interesante, al grado de que Azteca apostó por hacer cápsulas y funcionó. Me he de haber aventado unas 150, recuerda.

Uno de los temas que le llamó la atención fue el cruce de dos universos, el citadino y el rural, ya que el segundo parece invisible al primero. Por eso imaginó lo que ocurriría si ambos mundos convergieran en un solo espacio, al grado de que los campesinos resultaran tan invisibles a los citadinos y podrían entrar a sus casas sin ser notados, realidad paradójica en la que mientras unos abordan una lancha en un lago, otros seguirán mirando una casa. El ejercicio que se plantea en la película es que mientras el espectador nunca ve el lago sobre el que flota la barca, sino que mira una casa, puede escuchar las ranas, las ramas que pegan contra la embarcación o el sonido del agua.

El público es incapaz de ver lo mismo que los personajes perciben, como si no pertenecieran a ese universo, y el conflicto detona cuando uno de ellos también descubre que no están en un lago sino en una casa, lo cual fusiona lo que el público ve con lo que el personaje va aprendiendo. Pareciera que el espectador fuera un citadino incapaz de ver ciertas cosas, y los personajes van descubriendo ese universo, advierte.

El ambicioso guión involucraba una barca, una cabaña, una casa y el lago, pero ni el equipo ni la producción contaban con el presupuesto para filmarlos, por lo que recurrieron a la creatividad y encontraron soluciones tan sencillas como pintar de verde una habitación pero no para hacer una green screen, sino que al pasar la imagen al blanco y negro se volvía gris y simplemente al poner humo en el primer plano conseguían un fondo lleno de neblina, lo que les ahorraba hacer un entorno más complejo.

La barca la compramos en línea y luego le construimos una estructura con rueditas, la pintamos para que pareciera de madera y vimos cómo rayos hacer para sacar a flote una película con muy poco presupuesto. Las diseñadoras de producción asaltaron las casas de los amigos y así ves la sala de la tía de fulano o el comedor de perengano. Cómo resolver sabiendo que no tienes nada. Estaba claro que las ganas estaban, sólo era cuestión de desarrollar esta capacidad de resolver, finaliza.