Samantha Canchola busca visibilizar con perspectiva de género las dinámicas comunitarias sobre el disco y sus tecnologías
Domingo 5 de febrero de 2023, p. 4
Se lanzó el primer número de Onda Análoga, fanzine virtual que reúne historias y vivencias relacionadas con el mundo del disco desde una perspectiva feminista.
Si bien la siguiente entrevista con Samantha Canchola Mejía, de Nezahualcóyotl, estado de México, es sobre Onda Análoga, donde el proyecto Nuube combina un glosario de términos alrededor del álbum con historias sobre el dominio del mundo del vinilo, vale aclarar que otro de los alias de Samantha es Puzz Amatizta, desde el cual desarrolla tracks de música experimental que pueden encontrarse en el sello en línea silencioepi.bandcamp.com.
“Sigo cuestionando qué hace que mi sonido sea mío y... pues creo que al final es la forma en que visualizo cómo la música se mueve a través del espacio, como una sustancia además de una onda; trato de mantener esa línea mientras produzco o hago un performance en vivo, seguir imaginando la forma del sonido y los paisajes que se crean en la mente. Soy fiel a mis curiosidades, a otras formas de escuchar, a crear entornos. Puedo generar situaciones de mente alterada, pero no son drogas, sino poner la atención a un estímulo específico y fluir a través de él.”
Un objeto relacionado con los abuelos
–¿Cómo comenzó el proyecto de Onda Análoga?
–Siempre me habían gustado los discos, pero no había tenido la influencia del vinilo o la música; no tuve una colección en casa, más bien era ese objeto que relacionabas con tus abuelos o bisabuelos, en mi caso sólo quedaba el mueble, no había discos; entonces, era un elemento fantasmagórico, hasta los 18, cuando conocí el colectivo tecnohouse Los Cuatro Cuartos. Entonces, lo empecé a ver como una tecnología y un contenedor de memoria, pero mi contexto siempre está relacionado con mi punto de vista. Sentía que en el estado de México había mucha tecnología siendo tirada a la basura, en los tianguis, y mucha información; me empezaron a dar curiosidad las dinámicas de estos objetos.
“Por entonces me hice amiga de una familia sonidera que me abrió su archivo; ahí pude ver que hubo mucha piratería en México en vinilo... esta relación socioeconómica con la cultura, cómo las clases bajas y las comunidades resilientes siempre logran reapropiarse de estas mismas expresiones que nacen desde el barrio. Me gustaba imaginar que, aun cuando eran tecnologías nuevas, la gente encontraba la forma de crearlas. Yo quería hacer piratería sobre radiografías, como hacían en la Unión Soviética, para crear un banco de música accesible económico y reciclable, pero no fue posible, aunque, cruzando todos estos elementos, pude desarrollar el fanzine.”
Machismo y coleccionismo
–¿Hay actitudes machistas dentro del coleccionismo de discos?
–La huella del machismo sistemático está en todo, desde la perspectiva de la tecnología y su falta de accesibilidad; en la música de colección siempre hay un tipo de prueba, de conocimiento con muchas personas, colectivos o selectores que llevan mucho tiempo; el acercamiento no es orgánico, es capacitista o meritocrático, y disfrutar se vuelve torcido, porque no se trata de la música, sino de poseer, acaparar o contener la información.
“Existen relaciones de poder en cuanto a la información cultural, porque es privada. No nos interesa que nos tomen examen, sino escribir la historia desde nuestra perspectiva sobre la tecnología, y eso es una respuesta al machismo dentro de la escena.
“Desde afuera se percibe la música experimental como pocas personas tocando entre ellas y para ellas, pero en tus trabajos siempre apuntas a lo colectivo.
“Más allá de que yo tenga un proyecto relacionado con la música experimental, me gusta verlo como un todo de una experiencia humana bastante interesante. Todas las músicas tienen instrumentos que suenan hermoso, y pienso que a través de la cultura rave, las meditaciones y el sonidero he podido entender que todo es un ritual.
“¿Cómo justificas que la música sea primordial en la vida? ¿Cómo justificas que sea algo qué da muchísimo dinero? ¿Algo que busca la gente todos los fines de semana? Esto se relaciona con asuntos antiguos: los rituales de cosecha, los bailes de festejo, los funerarios; vivimos una expresión más contemporánea, que tiene raíces en situaciones que todos, por ser humanos, podemos comprender y experimentar.
Siento que se arman portales, que conectamos con personas al movernos al mismo ritmo; es un ritual de convivencia, de sanación, y no siento que estén separados de la música. Entiendo que hay gente a la que sólo le interesa su visión, pero la música es algo que nos tiene inmensamente interrelacionados.
–¿Cuáles son tus proyectos?
–El más importante es Nuube; no es un colectivo ni una productora, sino un espacio itinerante para explorar el sonido desde una forma más sustancial, mediante el libro de escucha profunda de Pauline Oliveros.