El otro riesgo en el mundo
on toda razón, se advierte que la escalada de armamento de Estados Unidos y sus aliados en la guerra que se libra en Ucrania puede de-sembocar en un conflicto nuclear. Si bien es cierto que carecen de vocación suicida los gobernantes que se arrogan la prerrogativa de apretar el botón para activar su devastador arsenal atómico, nadie puede excluir el estallido accidental de una conflagración apocalíptica, sobre todo en el contexto actual de creciente tensión y desconfianza recíproca.
Pero existe otro riesgo no menos grave, que se deriva de la invasión rusa del vecino país eslavo: la convicción de que nada de esto estaría ocurriendo si Ucrania tuviera armas nucleares para defenderse –y las tuvo, pero en 1994 cedió a Rusia sus 5 mil ojivas y bombas nucleares, 176 misiles balísticos intercontinentales y 44 bombarderos de largo alcance, a cambio de garantías de seguridad y de que se respetaría su integridad territorial, según se comprometieron en el memorando de Budapest tres potencias nucleares, Rusia entre ellas–, da argumentos a los países que quieren formar parte del llamado club nuclear, al margen de los cinco reconocidos (Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China, en orden de incorporación) y los cuatro (Israel, India, Pakistán y Corea del Norte) que se sumaron sin pedir permiso.
Se estima que al menos otros nueve países, que cuentan con la capacidad tecnológica, aspiran a tener sus propias armas nucleares a partir de uno de los cinco motivos principales que esgrimen sus promotores:
1. La necesidad de contener a un rival regional que posee un poderoso ejército. 2. La imposibilidad de garantizar, con sus fuerzas armadas o con la alianza con una potencia nuclear, que no habrá ninguna eventual agresión. 3. La obsesión por imponer su liderazgo en una región. 4. La existencia de ambiciones imperialistas en gobernantes que se sienten acosados desde fuera y 5. La percepción de que no sirven los actuales mecanismos de seguridad.
A mediano plazo, y en orden de aproximación a la meta, los expertos incluyen en ese grupo de aspirantes a Irán, Japón, Corea del Sur, Taiwán, Ucrania, Egipto, Arabia Saudita, Turquía y Brasil. A la vuelta de la esquina, en lugar de prohibir por completo los arsenales nucleares en el mundo, casi una veintena de países tendrán esa modalidad de armamento.