l domingo 29 de enero tuvo lugar una jornada informativa en torno a los territorios en el paso del Tren Maya, organizada por Bajo Tierra Ediciones, en la que se actualizaron, ampliaron y profundizaron algunos de los argumentos fundamentales del documento Por qué nos oponemos al Tren Maya
, dirigido al Presidente de la República, que el 1º de abril de 2022 se dio a conocer a la opinión pública, y que fue avalado por cientos de investigadores de diversas disciplinas e instituciones académicas, así como por organizaciones dedicadas a la defensa de los territorios (https://geopolitica.iiec.unam.mx/node/1302).
En esta jornada se presentaron testimonios desde las comunidades afectadas y a partir de recorridos de campo recientes en los territorios, encontrándose un agravamiento de la confrontación intracomunitaria, por los efectos del despojo de tierras, pagadas con frecuencia a precios irrisorios, presiones de los encargados de los programas clientelares, de los llamados siervos de la nación
y de integrantes del partido oficial que estigmatizan y criminalizan a quienes se manifiestan contra la obra. La estrategia de dividir y fragmentar a las comunidades avanza en los diferentes tramos, con rupturas familiares y comunitarias entre quienes apoyan o resisten la megaobra.
La militarización se profundiza no sólo en lo que respecta al proceso de la construcción de la obra ferroviaria en sí, sino también en la edificación de seis hoteles, que estarán bajo la administración castrense, incluso en zonas de reserva natural protegida, ocupando grandes extensiones de terrenos que están siendo talados, para consternación de los habitantes de los pueblos cercanos que verán notablemente disminuidos sus recursos hídricos y que sufrirán los impactos que significan estos centros recreativos, que contemplan, incluso, casinos.
Estos hoteles se ubicarán en las zonas arqueológicas de Palenque, Edzná, Uxmal, Chichén Itzá, Tulum y Calakmul. A la par de esta inusitada tarea, que correspondería, en todo caso, a la Secretaría de Turismo, el proceso de militarismo continúa, con la exaltación apologética de los militares en videos de propaganda en los que otra vez se observa la presencia de efectivos armados del Ejército en zonas arqueológicas –en violación a reglamentos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)–, y en los que destaca una instrumentación de la identidad étnica, con indígenas mayas que parecen lograr su plena realización por ser integrantes de las fuerzas armadas (https://www.facebook.com/SEDENAmxOficial/videos/campeche-los-mayas-y-el-calakmul/593115628506848/). Cabe señalar que estos videos son, paradójicamente, producidos en colaboración con el INAH.
Estos hoteles demuestran cuánta razón tienen los firmantes del documento Por qué nos oponemos al Tren Maya
, cuando expresaron su preocupación sobre la destrucción, por una parte, que ocasionaría la megaobra de edificaciones, vestigios y sitios arqueológicos –que ya ha estado ocurriendo– y, por otro lado, cómo estos sitios serán transfigurados por su conversión en mercancías de atracción turística. “En cualquiera de los dos casos se destruye su valor histórico, la posibilidad de encontrar en ellos las claves culturales de larga duración de la civilización maya y los sentidos presentes que tienen para los mayas contemporáneos. El desconocimiento de las prácticas socioculturales locales propicia que la mercantilización del patrimonio sea vista como una oportunidad. La frase ‘el etnocidio puede tener un giro positivo: el etnodesarrollo’, tomada del documento oficial de la manifestación de impacto ambiental del tramo 1, implica que se considera que acabar con las prácticas culturales de una región, puede resultar ventajoso para la población indígena al ‘modernizarse’ trabajando en resorts con nombres mayas, pero en realidad ya está causando desplazamientos poblacionales, especulación con las tierras y destrucción comunitaria.” Se menciona un aumento notable de las actividades del crimen organizado en los ámbitos comunitarios, a pesar de la presencia de los militares, lo cual, se advierte, incrementa la conflictividad social y los desplazamientos.
Otra de las denuncias expresadas en la jornada informativa, y anotada en observación de campo, es el relleno de cenotes a lo largo de las vías trazadas con materiales diversos, lo cual, afectará el extraordinario sistema hidrológico subterráneo. Los hoteles y desarrollos turísticos a gran escala, estaciones, centros poblacionales, cuarteles militares, granjas porcinas, a lo largo de la ruta, y el crecimiento exponencial de turistas que se espera en estas regiones, seguirán contaminando aún más todo el sistema de cuevas y ríos subterráneos, que, como se sabe, es el más largo del mundo.
Más allá de la creación temporal de empleos –fundamentalmente precarios–, y relativos beneficios que conlleva, éstas son las razones por la que seguimos oponiéndonos al mal llamado Tren Maya.