Espejo del rostro y el corazón de un pueblo...
l arte popular mexicano, heredero del arte prehispánico, lleva en su esencia el alma de sus creadores. Don Miguel León Portilla escribió: son el espejo del rostro y el corazón de un pueblo que, a pesar de todos los pesares, sabe sonreír y transmitir alegría a aquellos que lo rodean
.
Es paradójico y triste que las personas que crean muchas de las obras más bellas que México presume orgulloso ante el mundo pertenezcan a los grupos más pobres de nuestro país.
Por eso tienen tanto valor proyectos como el Museo de Arte Popular (MAP), situado en el Centro Histórico, a unos pasos de la Alameda. Vamos a recordar su origen, porque fue la cristalización del sueño de cinco mujeres: María Teresa Pomar, Sol Rubín de la Borbolla, Cristina Payán, María Esther Echeverría y Laura Oseguera, amantes y conocedoras del arte popular que se propusieron impulsar su creación.
Sentadas frente a sendos caballitos de tequila, lo que las bautizó como Las Tequileras, soñaron con un Museo de Arte Popular Mexicano. Todas ellas emprendedoras y luchonas, pusieron manos a la obra y lograron que el gobierno de la ciudad les cediera el edificio Art-decó ubicado en la calle Revillagigedo 11, que había sido sede de la Inspección General de Policía y estación de bomberos; años después fue sede de la Secretaría de Marina.
A raíz de los sismos de 1985 tuvo daños y quedó en el abandono hasta 1999, cuando Las Tequileras lograron la donación. A partir de ese momento pasaron muchas cosas: crearon la asociación civil Populart, con personas que compartían sus afanes, y se consiguió el apoyo de los gobiernos capitalino y federal.
Se creó una Sociedad de Amigos, que encabezó Marie Thérèse Hermand de Arango con un grupo de dinámicas señoras que se dedicaron a conseguir fondos para ayudar a la realización del proyecto. El destacado arquitecto Teodoro González de León realizó una extraordinaria remodelación que respetó el bello edificio original. Finalmente, se inauguró en 2006 y se quedó al frente la señora Arango hasta su reciente fallecimiento.
En sus distintas salas muestra el arte popular relacionado con la vida cotidiana, lo sagrado y lo fantástico. El MAP nos revela cómo el arte popular es parte integral de la cultura y es dinámico. Podemos apreciar el uso de las mejores muestras de hilados y tejidos, bordados, papel picado, talabartería, alfarería, orfebrería, madera, cartonería, cestería, juguetería, pirotecnia, pintura, figuras de azúcar, laca, vidrio, hierro forjado, plata, hojalata y cuanto se pueda imaginar, elaborado por las manos extraordinarias de los artesanos mexicanos que inspiraron la frase de Carlos Fuentes: Arte del pueblo, manos de Dios
.
El MAP, como la mayoría de los museos, ha padecido severos recortes en su presupuesto como resultado de las medidas de austeridad del actual gobierno, lo que limita su mantenimiento y actividades. Sin embargo, a pesar de las vicisitudes, sigue ofreciendo novedades, como la exposición temporal México textil. Norte, que exhibe lo que se elabora en las regiones desérticas, donde se piensa que hay poca vida, cuando en realidad vive un mundo repleto de fauna y flora que ha sabido adaptarse al medio ambiente. Sólo algunos grupos étnicos han sido capaces de domar el desierto y sus condiciones extremas. Han sido capaces de aprovechar los limitados recursos que les proporciona la naturaleza y crear prendas y objetos de gran belleza, como los que podemos admirar en esta muestra de enorme interés.
A unos pasos del museo, en una hermosa casona del siglo XIX, se encuentra el Mercado Independencia, en el número 40 de esa calle, que en dos plantas ofrece diferentes propuestas de comida que satisfacen cualquier antojo. Hay puestos con comida rusa, como mishka, con sus kotletas de carne molida bañada en salsa de champiñón con puré de papa y eneldo; La Antojería, con apetencias mexicanas como la sopa de frijol con suadero.
Del otro lado del mercado está Del Cardumen, de pescados y mariscos; Oli, un español con las mejores tapas y su famoso lechón, que pasó 48 horas cocinándose a baja temperatura y se acompaña de naranja confitada. Hay puestos de hamburguesas, tlayudas, cortes de carne, tacos, churros, helados, buen café y mucho más.
Por supuesto, las bebidas espirituosas tienen sus espacios con cervezas, mezcales, cocteles y vino; hay música y pantallas para ver partidos de diferentes deportes. ¿Se puede pedir más?