Viernes 27 de enero de 2023, p. 24
Con la puesta en marcha del IAPA-Bus, la Ciudad de Méxito empezó la atención de adicciones entre grupos prioritarios, como son el LGBTTTI, trabajadoras sexuales y población en situación de calle, informó el director del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones, José Antonio Alcocer Sánchez.
En la instalación del Comité Interinstitucional de Reducción de Riesgos y Daños de la Ciudad de México, en la sede de la Comisión de Derechos Humanos local, señaló que se llegará a los puntos donde se encuentra esta población, y que el primero será la colonia Álamos
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Precisó que mañana sábado al mediodía el IAPA-Bus, estará en el cruce de Obrero Mundial y calzada de Tlalpan, donde se orientará sobre los efectos de las adicciones y las acciones que se realizan para que se alejen de ellas, y tenemos programados eventos todo el año
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La puesta en marcha de este primer comité en México, que sería el primero en el mundo, permitirá atender a dichos grupos mediante un catálogo de maniobras preventivas regionalizado, afirmó el titular de la Comisión Nacional contra las Adicciones, Gady Zabicky.
Su instalación es importante, ya que 5 por ciento de la población ha tenido por lo menos un contacto con sustancias ilícitas, aunque la mayoría las deja, pero algunos continúan.
Esfuerzo interinstitucional
En México se cuenta con 2 mil 500 residencias que atienden problemas de adicciones, “menos de 500 están registradas y un número intermedio aún no, pero no se han recibido quejas, aunque otros son ‘clubes de los optimistas’, sin médicos”, reconoció.
En la actualidad no se tiene un estimado de en cuántos hay prácticas violatorias de derechos humanos; sin embargo, en un esfuerzo interinstitucional con la Comisión Nacional de Derechos Humanos y la Cofepris, se trabaja para una denuncia oportuna ante ellos y en la supervisión conjunta de estos espacios, indicó.
Para la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, la instalación de este comité es un acierto porque el uso de sustancias debe ser visto como una realidad que continuará vigente y a pesar de esto no debe estar asociada de manera necesaria a prácticas de riesgo.