yszard Kapuscinski es junto con Mark Twain, Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez (que él mismo cita) uno de los periodistas más impactantes del siglo XX. Además de escribir espléndidamente y transmitir procesos complejos con nitidez, nos permite entrar con pasión y con una mirada minuciosa pero equilibrada a los mundos que para muchos permanecen como remotos y folclóricos territorios. Nacido en Pinsk, poblado que en aquel momento era polaco y finalmente fue bielorruso, creció en ese espacio tan especial y descarnado de las fronteras en disputa entre Alemania, Polonia y Rusia desde tiempos inmemorables, uno de los escenarios más violentos de la Segunda Guerra Mundial. Por ello mismo asumió su principal compromiso con la humanidad doliente: Escribía también por razones éticas: sobre todo porque los pobres suelen ser silenciosos. La pobreza no llora, la pobreza no tiene voz. La pobreza sufre, pero sufre en silencio. La pobreza no se rebela. Encontraréis situaciones de rebeldía sólo cuando la gente pobre alberga alguna esperanza. Entonces se rebela
(conversaciones sobre el buen periodismo 2000).
A inicios de la década de 1950 y de su carrera, fue corresponsal en África. Debía cubrir con muy escasos medios un inmenso continente. La primera realidad que entendió fue que nos encontrábamos aún en plena época colonial
. Y luego, poco a poco, con esfuerzos frecuentemente sobrehumanos, en sangrientas revoluciones los estados africanos fueron independizándose. Allí forjó su método de trabajo y sus convicciones: Creo que para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser un buen hombre o una buena mujer: buenos seres humanos. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias. Y convertirse desde el primer momento en parte de su destino
. Es decir, asumir el compromiso de comprender y compartir de forma sincera los problemas y el destino de los demás, de esos sin voz.
Muy pronto entendió que a los europeos sólo les interesaba Europa, que los otros
sólo existían cuando alguna catástrofe sucedía. Quería demostrar que Europa, o mejor dicho, una parte de la misma, no es lo único que existe en el mundo
. Su condición de europeo de segunda
, es decir de los países del este desde donde siempre llegaron los bárbaros a invadir la civilizada Europa, le confirió siempre esa su mirada tan especial y su compromiso. Desde joven fue militante del Partido Obrero Unificado de Polonia hasta 1981. Partió a recorrer el mundo como corresponsal de la Agencia Polaca de Prensa. En ello puso su vida y salud en vilo. Dicen que cuatro veces condenado a muerte y agarrado por la malaria y tuberculosis. Blanco en un continente de negros, logró mezclarse en la cotidianidad de los barrios más olvidados: “Yo quiero vivir en una ciudad africana, en una casa africana. ¿Cómo si no podría conocer este continente? Pero a un blanco no le resulta fácil vivir en un barrio africano. Los primeros en indignarse son los europeos, sólo un loco puede querer eso… Tampoco la gente africana contempla con entusiasmo mi idea. Un barrio como ese implica miseria, hacinamiento; te expones a una muerte, me advierten” ( Ébano, 1998 y 2007 en español).
“Estudiar la historia en el momento mismo de su desarrollo es el periodismo. El buen periodista debe investigar, explorar, describir la historia en su desarrollo. Tener la explicación de por qué ha sucedido el acontecimiento. El mal periodismo sólo describe sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico… Para escribir una página, se han de leer cien”. El emperador , la historia terrible de Haile Selassie y el pueblo etíope, junto con El sha, el segundo libro, analiza la desmesura impune del poder en Etiopía e Irán. Seguirá en cascada una nutrida producción: La Guerra del futbol (entre Honduras y el Salvador), El imperio (la URSS y su caída bajo Yeltsin), y su gran clásico: Ébano, un extraordinario recuento de África madurado tras años de trabajo. Muchos más que sería imposible citar.
Saber que el periodismo es una profesión muy exigente
; que requiere siempre de estudio y actualización constantes
y, su tercera condición no considerarla un medio para hacerse rico
, saber que un hombre no empuña un hacha para proteger su cartera, sino su dignidad
. Por tanto, escapar necesariamente de los grandes medios de comunicación, dirigidos por gerentes-no periodistas, que conciben la información como un gran negocio ( El mundo a través de los Mas-media
, 2007).
Estos, sólo aparentemente, sencillos principios llevaron a Kapuscinski a convertirse en uno de los mejores periodistas contemporáneos. Con ellos impartió cátedra en la academia Nuevo Periodismo, fundada por Gabo en 1995 en Medellín; escribió 20 libros, traducidos y publicados en español entre 2003-2008, cientos de artículos, memorias, conferencias, corresponsal del Times, el New York Times, el Frankfurter Allgemeine Zeitung y de La Jornada nuestra. Quince años de su muerte y su legado es esencial para realizar un periodismo de los buenos, no apto para cínicos, controlados e impulsados por el dinero y la ambición. Un periodismo por, para y desde la humanidad.