ería ingenuidad pensar que durante los días festivos de fin de año, fechas de buenos deseos y votos por el bienestar, el sector derechista de la población planteara una tregua al gobierno. No, dentro del léxico neoliberal no existen las palabras solidaridad ni las acciones de buena voluntad.
La llamada oposición no descansa en su intento por desacreditar las metas logradas del gobierno de la Cuarta Transformación (4T), según lo planteado inicialmente en el programa de gobierno. Sin embargo, la organización y el trabajo en equipo por parte del gabinete han demostrado que las prioridades se toman en cuenta.
En un lapso relativamente corto y pese a las interminables difamaciones, tanto de la reacción nacional como de la cómplice internacional, los tiempos programados se van cumpliendo.
Por ejemplo, en el área energética se ha cubierto la demanda de gasolinas y gas doméstico e industrial con precios accesibles, no obstante, la inflación mundial. Y en unos meses más tendremos los primeros barriles procesados en la refinería Olmeca.
En el presente año, la agricultura seguirá ubicándose como una prioridad constante. Se tienen los energéticos para incrementar la producción de los alimentos básicos para nuestra población. Los agricultores contarán con fertilizantes y estarán a la disposición de forma gratuita. Recobraremos la soberanía alimenticia.
Otra situación nos estuviera desgastando profundamente, económica y socialmente, si, como lo propuso Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, toda la gasolina utilizada en México se hubiera comprado en lugar de producirla en el país. Con el argumento de ser un gasto inútil, sólo para rehabilitar las refinerías existentes, descalificó la compra de Deer Park y la construcción de la Olmeca, en Dos Bocas, Veracruz.
Para el ex presidente panista la soberanía energética no significa nada productivo. La inversión en becas, apoyos a la población vulnerable, construcción de universidades, programas como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro no tienen ninguna ventaja para la economía del país. Calderón ha calificado dichos programas como un despilfarro que pone en peligro la solvencia del gobierno.
De no aprovechar el petróleo de que disponemos, dependeríamos del mercado externo; el peso mexicano no sería apreciado por su solidez ni existieran las fuentes de trabajo que, aunque todavía no se cuentan con las necesarias, han surgido a partir de la prioridad que tiene el área estratégica de la energía.
En el área de comunicación ferroviaria, la construcción de los trenes está avanzando en fábricas de Ciudad Sahagún. De tal manera que los 15 proyectos de transporte del Istmo y el Tren Maya que contemplan las entidades de Sinaloa, Nuevo León, Coahuila, Durango, Aguascalientes, Jalisco, Querétaro, Guanajuato, Ciudad de México, estado de México, Oaxaca, Tabasco, Veracruz, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo, darán sustento al crecimiento de la economía nacional.
Como lo hemos mencionado en otros artículos en La Jornada, la movilización a través de las vías férreas significa un importante ahorro en tiempo y en gasto público, además de apoyar para la disminución de las emisiones de dióxido de carbono. Éste es, también, un proyecto de la 4T.
A partir de 98 compromisos cumplidos, de los 100 propuestos por el presidente Andrés Manuel López Obrador, un nuevo recuento de las tareas pendientes para lo que queda del sexenio, tendrá que señalar las prioridades más urgentes.
Los 23 meses que faltan para la conclusión del presente gobierno, aunque es corto, esperamos que sea suficiente para cubrir las necesidades prioritarias. Ésta es la dinámica que ha llevado el plan inicial de nación que propuso el jefe del Ejecutivo. Estrategia que ha generado más fuentes de trabajo y nuevas expectativas de desarrollo para la población. Sin la soberanía efectiva ningún plan económico, social o político podrá dar resultados positivos.
Se ha insistido, sobre todo en medios pagados por los ex dueños de las contribuciones no pagadas, que no existe la 4T. Los ataques revisionistas, sin mesura alguna, han obstaculizado los esfuerzos por salir del estigma del México país de las mentiras, además de retrasar la construcción de una necesaria y urgente paz social.
“Yo, en el Zócalo, cuando tomé posesión el 1º de diciembre de 2018, hice 100 compromisos con el pueblo, he cumplido 98. Me faltan dos, y uno es el de la descentralización del gobierno federal, que no hemos podido concretar, sobre todo por la pandemia que nos llevó a estar aquí para enfrentar el covid-19 …” por la movilización urgente y el grave daño que sufrieron todos los sectores de la población.
Seguramente, los pendientes serán resueltos, pese a los partidos sibaritas y confiando en que las corcholatas progresistas muestren su convicción de apoyar a la población que se siente comprometida con seguir luchando por la 4T.