Jueves 5 de enero de 2023, p. 6
Este es un libro sobre la corrupción, que al parecer es consecuencia del colonialismo
, dice Guillermo Espinosa Estrada (Puebla, 1978) al referirse a la edición anotada de las Ordenanzas del Baratillo en México (publicada por la Universidad Autónoma de Nuevo Léon), que junto con Eric Ibarra Monterroso (Mishawaka, Estados Unidos, 1995) transcribió, agregó notas al pie y contextualizó para hacerlo accesible al lector interesado en los textos cómicos de la literatura novohispana o en la historia de la Ciudad de México, que en realidad es muy escasa.
Firmada y fechada en 1754 por Pedro Anselmo Chreslos Jache, seudónimo de Joseph Carlos de Colmenares, se trata de una pieza satírica de la literatura colonial del siglo XVIII escrita en la Nueva España, la cual buscaba ofrecer una visión alternativa de la vida en la América colonial española.
El texto se enfoca en la vida alrededor del mercado del baratillo y de las ordenanzas, o decretos oficiales, creados para regular a la sociedad novohispana en general, las que el autor imita para burlarse y mostrar una visión caótica de la vida en México, en la que más que los decretos oficiales, es el sistema de castas el que autorregula.
El baratillo, por lo que dice el documento, es un lugar de pillos, donde se venden cosas de segunda mano, es decir, cosas robadas
, por lo tanto, es un libro sobre la corrupción, porque lo que dice el autor es que las autoridades se hacen de la vista gorda al recibir beneficios de este comercio ilícito, y así, la corrupción parece ser consecuencia del colonialismo. Las autoridades españolas que se trasladan aquí tienen manga ancha para actuar de la forma en que mejor les conviene, produciendo durante siglos formas perversas de relacionarse entre criollos, españoles, indígenas y mestizos
, explica Espinosa Estrada.
En entrevista con La Jornada, el doctor en literatura hispánica comenta que sólo existen tres copias del documento, una en California, otra en Madrid y la tercera en el Archivo Histórico del Museo Nacional de Antropología, en la Ciudad de México, que fue la que Ibarra y él utilizaron para hacer la edición anotada.
Nuestro trabajo fue copiar ese manuscrito y trabajar con él. Especificamos en las notas cuando había discrepancias con los otros dos manuscritos
, cuya finalidad es identificar las variantes entre los textos y ofrecer un texto comprensible, pues, de lo contrario, para quien no ha estudiado paleografía, sería prácticamente ilegible
.
Para Espinosa Estrada, el documento tiene una importancia histórica, debido a que la literatura cómica solía producir ruido en las autoridades civiles y eclesiásticas de esa época, además, es muy poca la que ha sobrevivido, ya que circulaba en copias manuscritas.
El autor la escribía y hacía tal vez dos copias, las que comenzaban a circular; a su vez, los lectores las copiaban y se multiplicaban las copias y los lectores. Sin embargo, por más copias que hubiera, al final esos papeles se perdieron. El panorama de la literatura cómica hasta el siglo XIX tiene muchas lagunas y este texto colabora en llenarlos.