Sábado 17 de diciembre de 2022, p. a10
La trágica y fascinante vida de Boris Lurie (1924-2008), daría para escribir más de una novela: sobrevivió a trabajos forzados en distintos campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, y una vez llegó a Nueva York en 1946 fue pintor, ilustrador, escultor, cronista; también fue cofundador del movimiento NO!art, vanguardia radical que protestó contra la guerra y el armamentismo nuclear, pero también criticó el mercantilismo del expresionismo abstracto y el Pop art.
En entrevista con La Jornada desde Berlín, Rafael Vostell (hijo del legendario artista fluxus Wolf Vostell), por parte de la Boris Lurie Art Foundation (BLAF) y Reynier Valdés Piñeiro, investigador del MNCM y curador de la exposición, develan la importancia del artista ruso-estadunidense que se atrevió a plantar cara a la primera escuela de arte americana y los males de su época: racismo, xenofobia, la guerra, consumismo.
–¿Cómo fue recibida la obra de Boris Lurie en su tiempo?
–Rafael Vostell (RV): “Los críticos de arte y los comisarios en Nueva York en los años 60 no se interesaron en el NO!art ni en la obra de Boris Lurie. Ellos estaban totalmente comprometidos con el Pop art, creando sus grupos de amigos afines al sistema del mercado del arte. Boris Lurie fue por el contrario el NO!art.
Mientras el Pop art mostraba la belleza de la vida americana, Boris Lurie y el NO!art denunciaban los pecados de la sociedad y la parte fea de la vida. Los críticos de arte y los comisarios no estaban interesados en hablar del Holocausto. No obstante, Boris Lurie y otros artistas exhibieron en la galería del grupo que se llamaba March Gallery (que significa marchando) y más tarde en la Gertrude Stein Gallery. Aunque los críticos comentaron su obra, Boris nunca fue invitado a participar en una gran exposición en los museos estadunidenses.
–¿Cuál fue el impacto (y la recepción) del NO!art?
–RV: El NO!art fue fundado por Boris Lurie, el pintor Sam Goodman y el poeta Stanley Fisher (admirador y antologador de la Beat Generation) en Nueva York, en 1959. Boris tuvo una gran época hasta 1964, cuando muere su padre en Nueva York. El último miembro de su familia que no fue asesinado por los nazis en el Holocausto. Ahora Boris estaba solo. Esta pérdida fue un gran impacto, prácticamente dejó de trabajar hasta comienzos de los años 70, cuando fue invitado a exponer su obra en Alemania por Wolf Vostell (1932-1998), mi padre, que fue miembro del NO!art.
–¿Cuáles son los postulados del NO!art?
–RV: El NO!art fue un arte atrevido. Arte para decir no a los pecados de la sociedad. No al sexismo. No al racismo. No a la violencia.
–Gracias a la creación de la BLAF, ¿se ha revalorado la obra de Boris Lurie?
–RV: Gracias a Gertrude Stein, quien fue la galerista, amiga y amante de Boris Lurie durante toda su vida, se fundó la BLAF en Nueva York en 2010, dos años después de la muerte de Boris. Fue el deseo del artista para salvaguardar toda su obra y mostrarla al público. Gertrude vive y es la presidenta de la BLAF. En poco más de una década, hemos hecho más de 50 exposiciones en Estados Unidos, Europa y América Latina. Gracias a estos esfuerzos, Boris Lurie y el NO!art han sido redescubiertos.
–¿Es cierto que Boris Lurie nunca vendió uno de sus cuadros?
–RV: Sí, es verdad. Nunca quería vender sus obras. Él mismo dijo una vez que cada cuadro vendido es un lienzo perdido. Gracias a esto, la BLAF conserva más de 3 mil obras de arte. Para el centenario de Boris Lurie en 2024 vamos a publicar el catálogo razonado. Es la colección de un artista más completa en la historia del arte moderno.
–¿Qué nos puede decir de No complaciente…?
–Reynier Valdés Piñeiro (VP): En la exposición del MNCM se reúnen 95 obras del artista ruso-estadunidense, quien desarrolló su carrera artística en Nueva York. La exposición tiene un carácter biográfico, en la medida en que entreteje momentos significativos de su vida con las principales etapas de su creación. De este modo se repara en cómo la vida y la obra son indisolubles en un artista sobreviviente del Holocausto y marcado por el peso de la memoria.
–¿Cuál sería la aportación de Lurie al arte moderno?
–VP: Boris se mantuvo al margen de las dinámicas del mercado del arte y de su cinismo intrínseco. Esto le dio la posibilidad de desarrollar una obra franca, con una libertad expresiva como pocas en la historia del arte del siglo XX. Se trata de un artista que antepone la denuncia de la injusticia por encima de la complacencia.
La exposición NO complaciente. Boris Lurie en México se inauguró el 15 de diciembre, en la Sala Internacional del Museo Nacional de las Culturas del Mundo (Moneda 13, Centro Histórico, Ciudad de México).