La sociedad de producción rural Raíces Soltecas: una alternativa de asociatividad y manejo agroforestal para la producción de mezcal tradicional
El mezcal, bebida espirituosa para algunos, un trago de cultura para otros; para los maestros mezcaleros, el amigo, un acervo biocultural, la historia de vida que cuentan cada vez que lo tomas. “Despacito se anda bastante”, cuenta don Memo; tío Quencho, a sus 83 años, decía: “siempre es bueno ir por la vida sembrando árboles, quizás nunca verás su sombra pero queda la satisfacción de haberlo sembrado”. “Suave, suave” dice Don Toño, quien fue el primer representante de la Unión de Productores de Maguey y Mezcal Raíces Soltecas, una Sociedad de Producción Rural (SPR) que surgió en Villa Sola de Vega, municipio de origen zapoteco de la región geográfica y cultural conocida como Sierra Sur del estado de Oaxaca, la cual cobijó a un grupo de campesinos mezcaleros tradicionales de seis localidades, que se han hecho escuchar y sobresalir a través de esfuerzo, perseverancia y trabajo honesto.
En la tierra del Mezcal Tobalá como denominan a Sola de Vega, se encuentra una de las zonas con mayor diversidad de agaves para producir mezcal, mismos que son manejados por comunidades campesinas. Ahí, sus usos y costumbres rigen la vida; la propiedad de la tierra comunal determina que solamente dispongan de una a tres hectáreas para la agricultura, por lo que deben ser eficientes en su uso. Por ello, cultivan bajo un enfoque agroforestal, combinando maíz y otros granos básicos con maguey y otras especies forestales que aprovechan, y por tanto, conservan y diversifican en un contexto de comunalidad, siendo el sostén de su economía campesina.
La siembra de maguey y la elaboración de mezcal artesanal son de las pocas actividades que generan un ingreso económico, además, constituyen una expresión cultural y elemento de identidad para sus pobladores, que tradicionalmente se han dedicado a la actividad; no obstante, ante la creciente demanda de mezcal en el mercado, el pequeño productor campesino de esta y de las regiones aledañas enfrenta la presión, que lo coloca en riesgo de transitar del sistema de producción tradicional familiar a uno intensivo, cambiando los métodos tradicionales culturalmente arraigados a formas de producción tecnificadas por la necesidad de incorporarse y ser competitivos en un mercado exponencialmente creciente.
En este contexto, y reconociendo la gravedad de la problemática planteada, la SPR, implementó una estrategia basada en sus valores socio-comunitarios y un esquema de organización que funciona a través de un comité directivo que les representa. La toma de decisiones se realiza a través de la asamblea de socios, con apoyo y facilitación de un equipo técnico. Este esquema de organización permite, mediante planes de acción formulados participativamente, fortalecer su organización, generando mejoras en su proceso de producción. De esta manera implementan sistemas agroforestales, de los que se benefician obteniendo agaves, alimento y otros productos. Además, conservan diversidad biológica, manteniendo las funciones y servicios que brindan los agroecosistemas. El sustento económico de estas actividades se logra con la gestión y comercialización de sus dos marcas de mezcal, Rajabule y Andavete. Dentro de sus labores, los socios y sus familias participan de manera directa, pero también se generan empleos, priorizando en el envasado la ocupación de grupos vulnerables, beneficiando así a mujeres, jóvenes y adultos mayores.
Con la organización obtienen beneficios colectivos que difícilmente podrían generar de manera individual, como la asistencia técnica directa y permanente, el desarrollo de capacidades empresariales y gerenciales, el conocimiento de prácticas de producción agroecológicas, acceso a mercados especializados y la generación de valor agregado, que requieren una fuerte inversión económica y de tiempo; con la asociatividad, la inversión, así como los beneficios, se comparten entre los socios.
La asociatividad como estrategia no solo redunda en beneficios sociales y económicos; la demanda de una marca de mezcal en el mercado formal conlleva repercusiones ambientales importantes para tratar de satisfacerla. Al asociarse, es posible alcanzar volúmenes que satisfagan la demanda de mezcal sin producir más allá de la capacidad de carga del agroecosistema, manteniendo el proceso tradicional. A través de acuerdos colectivos, se evita que los socios migren de sistemas diversificados a sistemas de producción en monocultivo, garantizando con ello la calidad e integridad del mezcal.
Las amenazas para la SPR están presentes, como la competencia en el mercado de bebidas espirituosas, la depredación de agaves por comercializadores desleales, el marco jurídico ambiguo e incierto en materia de producción de mezcal, entre otros; sin embargo, es importante reconocer el valor organizativo de Raíces Soltecas, que ha permitido empoderar a un grupo de productores hasta un nivel empresarial. La SPR se fortalece con las experiencias adquiridas, su modelo de asociatividad los lleva a transitar de las condiciones históricas de marginación y pobreza hacia una nueva circunstancia, en donde la organización no busca el enriquecimiento de los socios, sino se vuelve un medio para alcanzar una vida digna, generando arraigo, rescatando y aprovechando su conocimiento tradicional y potenciándolo como saben hacerlo, cultivando magueyes, conservando sus agroecosistemas y produciendo mezcal de calidad. •