Viernes 9 de diciembre de 2022, p. 18
Ginebra. La pandemia de covid-19 interrumpió los esfuerzos para controlar la malaria, lo que supuso 63 mil muertes y 13 millones de contagios adicionales en todo el mundo durante dos años, según un reporte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicado ayer.
Los casos de la enfermedad parasitaria se dispararon en 2020 y siguieron subiendo al año siguiente, aunque a menor ritmo, indicó. Alrededor de 95 por ciento de los 247 millones de infecciones de malaria y las 619 mil muertes del año pasado se produjeron en África.
Estábamos lejos de los objetivos antes de la pandemia, y ahora ésta ha empeorado las cosas
, señaló Abdisalan Noor, miembro destacado del departamento de la OMS contra este mal.
Alister Craig, decano de biología en la Facultad de Medicina Tropical de Liverpool, señaló que los progresos en reducir las muertes se habían estancado incluso antes de la pandemia. Es casi como si hubiéramos alcanzado un límite de efectividad de las herramientas que tenemos ahora
, destacó.
Noor apuntó que esperaba que el despliegue más amplio de la primera vacuna autorizada, previsto para el año que viene, tuviera un impacto considerable
al reducir el número de muertes y enfermedades graves si se inmunizaba a suficientes niños, y añadió que más de 20 países han solicitado ayuda a la alianza de vacunas Gavi para conseguir las dosis. Los biológicos sólo tienen efectividad de 30 por ciento y requieren cuatro dosis.
David Schellenberg, profesor de la Facultad de Higiene y Medicina Tropical de Londres, indicó que hay nuevas herramientas y estrategias prometedoras contra la malaria, pero el problema latente es el nivel de financiamiento
.
La OMS estimó que el total de inversión en la lucha contra la malaria (unos 3 mil 500 millones de dólares) era de menos de la mitad de lo necesario para reducir de forma drástica el impacto de la enfermedad.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreye-sus, declaró que con el fortalecimiento de la respuesta, y gracias a haber comprendido y mitigado los riesgos, creado resiliencia y acelerado la investigación, nos sobran los motivos para soñar con un futuro libre de malaria
.