Opinión
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Ciudad perdida

Derrota que caló hondo en opositores // Ninguna propuesta, su estandarte //La última de Monreal

S

ólo la derrota humillante puede generar niveles de odio y mentira como los que se derramaron en la Cámara de Diputados la noche del martes.

La oposición al gobierno de la 4T hizo acopio de su catálogo de adjetivos y falacias para tratar de golpear una iniciativa de ley que todos, fuera de ellos, consideran necesaria, pero eso no fue lo peor.

El asunto es que no proponían nada más allá de la destrucción. Demoler la iniciativa era la idea, pero no ofrecían opciones. Uno tras otro los diputados del PAN, del PRI y del PRD insultaban y mentían, pero nada más.

Sabían que el INE sería tocado y que no tenían ninguna forma de frenar el golpe. Un diputado naranja se instaló frente al atril y saturó de injurias y falacias todo el ambiente del recinto. La derecha sabía con certeza que mentía, pero después de finalizar su intervención de cinco minutos fue aplaudido y felicitado al regresar a su curul.

Santiago Creel, al frente de los trabajos, parecía sufrir de un ataque de cólicos, según lo delataban los gestos que mostraba a cada momento durante la sesión, pero especialmente cuando los de su lado –perredistas, priístas o panistas– emitían insultos, fracturaban la historia e inventaban relatos, pero no proponían nada.

Tal vez por eso sugerían que al INE no se le tocara, no tenían ninguna propuesta para competir contra la que venía del Zócalo, estaban vacíos de ideas, su tarea fue destruir y destruir. Por más que lo negaran tenían bien claro que la gente, esa de la que dicen ser representantes, está por el cambio, pero la meta, su meta, era destruir, no complacer al respetable.

La tarea se inició hace mucho con Miguel de la Madrid, con Carlos Salinas y se hizo fuerte con Ernesto Zedillo, que no fueron los constructores que se requerían, pero sí se convirtieron en los destructores por los que el país se sumergió en una crisis que en algún momento pareció infinita.

Ayer, pese a lo que se dijo en el Zócalo, en el Senado Chucho Monreal buscó recurrir no al chantaje, sino a la venganza. Lanzó la amenaza, expresó que sí, que él podía haber logrado un acuerdo para hacer que la propuesta aprobada en la Cámara de Diputados pasara sin mayores problemas, pero ahora que ya sabe que no estará en la boleta de candidatos de Morena busca dañar y vengarse. Eso es clásico en políticos como él.

Pero todo esto no cuenta el fin de esa batalla. Pablo Gómez, uno de los políticos de la izquierda con mayor presencia en las lides electorales, deshizo a Lorenzo Córdova en un encuentro que se efectuó en la UNAM. Dijo al cerrar el debate que a futuro se volverá a presentar la iniciativa de reforma constitucional que dé un vuelco al quehacer de las autoridades electorales. No se claudicará, advirtió.

Y sí, la reforma debe hacerse con la propuesta actual o con cualquier otra, aunque lo malo es que desde la oposición de derecha no saldrá ninguna alternativa porque lo único que tienen en mente es la destrucción. Que quede claro.

De pasadita

Ahora ya tenemos en claro, según nos dicen las autoridades del gobierno central de la ciudad, que una buena parte del conflicto en el sur de la capital ha sido alimentado por noticias falsas inventadas por alcaldes panistas que trataron de llevar agua a su molino al confundir a la gente sobre lo que sucedió en Xochimilco el fin de semana pasado.

El manejo de la mentira como instrumento mediático, que tanto gusta a los azules, debe ser tomado en cuenta por la gente que muchas ocasiones cae en esos engaños destructores; por eso, cuando se trate de versiones o dichos panistas hay que tener cuidado.