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Balance de la jornada

El regreso de los ratones verdes

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▲ En el partido del sábado, un fatigado Héctor Herrera aflojó la marca sobre Lionel Messi, quien aprovechó para anotar y abrir la puerta hacia el triunfo de la Albiceleste.Foto Afp
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eaparecieron los tristemente célebres ratones verdes por cortesía de los dueños de clubes y del titular de la Federación Mexicana de Futbol, Yon de Luisa, quienes lucharon con denuedo hacia ese fin, quitaron el ascenso-descenso, frenaron la reducción de extranjeros y con ello el impulso a los juveniles, entre otras medidas que hoy tienen al Tri haciendo el ridículo en Qatar con un plantel envejecido, desorientado y manejado a capricho por Gerardo Martino.

Sin gol, sin estrategia, la selección nacional hace evocar al representativo de Argentina 1978, la peor actuación de México en Copas del Mundo (goleado ante Túnez, Alemania Federal y Polonia). Hoy tampoco ha ganado, ni siquiera ha anotado, y está contra la pared, obligada a clavar más de dos tantos el miércoles a la incombustible Arabia Saudita de Hervé Renard, un equipo lleno de amor propio, que si algo sabe hacer es defenderse.

No tiene la culpa el Tata, sino el que lo hace compadre. Martino sólo vino a becarse, a pasarla bien con viajes VIP a Estados Unidos, a cumplir los contratos con la empresa Soccer United Marketing, dueña del calendario del Tri y a echarle una mirada forzada, con el rabillo del ojo, a la aburrida Liga Mx, donde los escasos equipos relevantes están plagados de foráneos en las líneas de ataque. El ex jugador del Newell’s Old Boys no iba a hacer magia.

Tampoco hizo nada memorable como técnico del Barcelona ni de Argentina, y eso que ahí sí sobraba el talento; no obstante, acá fue presentado con bombo y platillo, aunque pronto puntualizó que México está un escalón abajo, como si eso fuera un obstáculo insalvable, como si el deporte no estuviera plagado de historias donde los pequeños sorprenden con hazañas formidables. Pero si nunca trabajó con seriedad ¿cómo pedirle peras al olmo?

Aparte de las consideraciones técnicas, físicas, estratégicas y hasta de mentalidad que envolvieron el par de juegos ante Polonia y la Albiceleste, el Tri cometió el sábado errores puntuales de marcación, como los de Héctor Herrera y de Erick Gutiérrez y, para quien quiera aceptarlo, discretos desaciertos de Memo Ochoa en los goles, pero a fin de cuentas se impuso la lógica. Lo que provoca escozor son las formas; en Alemania 2006 se perdió luchando, jugando bien, en 2010 fue otra actitud.

Que a nadie extrañe la estampa donde, tras la penosa derrota del sábado, el Tata luce feliz y sonriente abrazándose con Lionel Scaloni, sin ocultar sus verdaderos afectos… Imperdonable que haya privado al Tricolor de la habilidad de Javier Chicharito Hernández, de Carlos Vela y hasta de los juveniles que rehusó enlistar para, al menos, darles una zambullida del ambiente mundialista. Si de todos modos iba a hacer el papelón, qué más daba.

El contraste: el exitoso Renard cimbró a sus jugadores con fuerte y emotivo discurso en el entretiempo de su partido inaugural en tierras cataríes –como se puede apreciar en el video que circula en redes sociales–, y los impulsó a salir por la victoria ante Argentina asestándole un increíble revés. Su arenga fue un aguijón directo al orgullo, les cuestionó si habían llegado hasta ahí tan sólo para tomarse una selfie con Messi, y les recordó que en las tribunas había un público al que debían respeto.

El Mundial de Qatar se está plagando de resultados impredecibles, con traspiés en el comienzo que pusieron a prueba la grandeza de las potencias como Alemania y de la propia Argentina, mientras otras se han tenido que sobreponer a numerosas lesiones, como Francia, campeona defensora que selló su boleto a la siguiente ronda de la mano de un Kylian Mbappé en plenitud... Doha hizo derroche de infraestructura para su fiesta, pero se le olvidó invertir en un equipo competitivo.

Europa y Conmebol (con un agradable Ecuador) están en liza. Asia y África van a la zaga, Concacaf da pena, como siempre. Canadá ya quedó eliminada. Costa Rica se tomó un respiro, pero le espera la furia teutona. México puede reaccionar y avanzar con una milagrosa combinación de resultados, lo cual sería un premio inmerecido… A esperar otro ciclo, porque en 2026 sí o sí habrá quinto partido, la mesa está puesta con 48 selecciones.